Sandra Daza Martinez: la dama del vallenato.

No hay música más deliciosa, más dulce, más poética que la voz de una mujer»: Francisco Zarco (político, periodista e historiador mexicano).

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado

La voz como definición es «el instrumento básico y canal por excelencia de la comunicación humana». Es como el vehículo en que viajan nuestras emociones, estados de ánimo, es el indicador de nuestra salud física y mental.

Pero si hay algo que puede cautivar y seducir es la voz femenina, y mucho más si es en la interpretación de una canción, que es un eco de sensualidad en cada palabra pronunciada.
En el folclor vallenato es cada vez más frecuente escuchar nuevas voces que vienen incursionado en este competido mundo musical, pero sobre todo mujeres de todas las edades que nos enamoran con sus cantos.

En esta ocasión voy a referirme a una talentosa mujer que desde el momento en que fue concebida llevaba la música en sus genes: Sandra Milena Daza Martinez, esta carismática y talentosa artista llegó a este mundo terrenal el día lunes 30 de octubre del año 1978 en la «ciudad de los Santos Reyes», Valledupar, conocida también como: la capital mundial del vallenato en donde el acordeón, caja , guacharaca y guitarra hacen parte del diario vivir y las melodías que brotan de estos instrumentos son el arrullo de sus moradores.

Nació en el hogar conformado por Carmen Martínez Pumarejo y Edilberto Francisco Daza Gutiérrez, conocido popularmente como «El Mono Daza». Su madre una ama de casa y su padre un connotado y destacado compositor de la música vallenata, que con sus canciones ha hecho parte de ese grupo de maestros que han engalanado esta expresión musical de origen provinciano.

Está claro que su vena musical es heredada de su padre y familiares paternos como los compositores Fredy De Jesús Molina Daza y Octavio De Jesús Daza Daza, ilustres hijos de Patillal, pueblo cerca a Valledupar, tranquilo, habitado por ganaderos y agricultores, cuna de grandes poetas que se inspiraron en la belleza natural de su entorno, el remanso de paz de sus habitantes y un potosí de sorpresas agradables que se encuentran en este exótico paraje.

Sandra Daza desde muy niña tuvo esa inclinación musical y era común verla deleitando a sus hermanas y padres cantando y haciendo coreografias con el repertorio de la cantante argentina Amanda Antonia Miguel Samso, conocida artísticamente como Amanda Miguel, una ovacionada artista que se destacó en la balada romántica por la que ella sentía una gran admiración y respeto, lo mismo que en el colegio Domingo Sabio donde realizó sus estudios de básica primaria y en el tradicional Colegio Nacional Loperena de Valledupar, donde se graduó exitosamente como Bachiller, para luego convertirse en Técnica de Análisis y Programación de Computadores en el Instituto ITN.

Haberse criado en un ambiente totalmente musical fue una especie de detonante para que Sandra se fijara y amara por siempre la música vallenata, ya que su casa era una pasarela por donde desfilaban los más representativos artistas de la música de Francisco el Hombre, voces que con el pasar del tiempo se convirtieron en las estrellas que iluminan con luz propia en el firmamento vallenato, tales como: Diomedes Díaz, quien además de ser un gran amigo de su padre y uno de sus mejores intérpretes, también era el padrino de su segunda hermana Gina Daza, a parte de «El Cacique de la Junta» frecuentaban su casa Jorge Oñate, Poncho Zuleta, Beto Zabaleta, Iván Villazón, Rafael Orozco, entre otros quienes con sus acordeonistas de turno se acercaban a su progenitor en busca de canciones para sus trabajos discográficos, escuharlas, cantarlas y montarlas con arreglos melódicos era una experiencia fascinante y cautivadora para esta naciente artista que con su memoria infantil captaba lo que veía y escuchaba.

Aprendió a tocar guitarra, instrumento que se ha convertido en su amigo inseparable con el que se acompaña en la soledad cuando se encuentra meditabunda en un aislamiento total, carente de compañía, pero también en los momentos de cofradía en donde deleita a los presentes con su sentimental voz.

Sandra Daza siempre tuvo presente la música, pero no se dedicaba a ella de manera profesional, lo hacía por hobby, por gusto; para ella cantar era como una válvula de escape a los malos momentos pero también una manera de festejar por los buenos, que en ocasiones tenemos los seres humanos.

Por mucho tiempo se dedicó a laborar en los almacenes de cadena «Éxito» y a la crianza y educación de su única hija, Ángeles Castro Daza.
Pero para algunos afortunados como Sandra Milena, la vida, de repente, les sorprende con algo inesperado que les provoca una profunda reflexión y una transformación vital; es decir, que nunca es tarde para empezar lo que a uno le gusta, algo que a esta batalladora mujer le aplica perfectamente, dado que comenzó su carrera musical y artística de manera profesional a los 41 años de edad, a raíz de un vídeo que se hizo viral de una maravillosa y sentimental interpretación de un clásico del cancionero vallenato titulado «Desde Aquel Momento», de la autoría de su padre, maestro y mentor Edilberto Daza, tema que había sido llevado al disco por los exitosos Hermanos Zuleta Díaz, en esta ocasión ella fue acompañada por el compositor, cantante y guitarrista Juan Pablo Marín Álvarez, en una presentación en vivo, al natural, fresca, espontánea, sin ropajes finos que caló muy bien y asombró a un público que está expectante de nuevos intérpretes de la música vallenata por la fuerza y el sentimiento que transmitió en cada frase pronunciada, algo que sin lugar a dudas llegó al corazón de quienes la escucharon y como el título de la canción «Desde aquel momento» se convirtió en «La Dama del Vallenato», y podemos decir que fue el arranque de su carrera musical y con cada nuevo vídeo de ella interpretando clásicos vallenatos de su padre, y otros compositores de la vieja guardia dándole a conocer a las nuevas generaciones y refrescando en las viejas ese legado musical que hoy continúa con mucho orgullo, respeto, admiración y profesionalismo. Sus seguidores fueron aumentando porque ella con su talento y carisma es como un imán que atrae y no solo por su cautivadora voz, sino también por su porte y elegancia de toda una dama, que es el símbolo de la vida, la fuente del amor y la esencia de la belleza.

Pero el destino no siempre nos pone las cosas fáciles y cuando todo el éxito de su carrera empezaba a fluir empezó a tener unos quebrantos de salud que fueron diagnosticados como un cáncer en la zona del tórax. Sin embargo Sandra Daza Martínez, como toda una guerrera superó la enfermedad que la aquejaba sacando fuerzas que tenía guardadas para los momentos más difíciles que se nos atraviesan en el camino de la vida, y con la ayuda de Dios porque se considera una mujer de fe, los profesionales de la salud que se encargaron de su cirugía y recuperación, sumado a la energía positiva que le suministraban sus miles de seguidores logró ganar la batalla y seguir deleitando a los amantes de la música vallenata con su voz que es como un elixir que embriaga el alma.

Hoy sigue derrochando su talento en distintas ciudades del territorio colombiano en donde es contratada para deleitar al público con sus interpretaciones sentimentales que muchas veces terminan con lágrimas en sus ojos, porque vive y siente tanto la canción que entona como si fuera una vivencia propia, es como una actriz interpretando un guión.
Sandra Milena Daza Martínez «La Dama del Vallenato» es una mujer digna de emular, por ese orgullo de haber sido capaz de enfrentar obstáculos y salir victoriosa, algo que sin lugar a dudas le dará fuerzas para hacer frente a lo que viene a continuación y es una exitosa carrera en la música vallenata, porque se demostró así misma y a los demás que cuando todo estaba oscuro encontró una luz que la guiaba.

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado

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