‘La tiendecita’ que Diomedes Díaz le regaló a su hermano Elver

-Hace 35 años fue creada una canción que con el correr del tiempo cambió de autor y hasta de nombre, pero hoy ostenta el título de clásico vallenato-

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

El martes 24 de mayo de 1988 la disquera CBS lanzó la producción musical ‘Ganó el folclor’, del cantautor Diomedes Díaz y el acordeonero Juancho Rois, que según los entendidos, ha sido la más vendida en la historia musical de ambos artistas.

Dentro de las 11 canciones grabadas apareció ‘Los recuerdos de ella’, un paseo de la autoría de Elver Augusto Díaz Maestre, pero 35 años después se cuenta la verdadera historia, donde Diomedes Díaz le hizo el más grande regalo a su querido hermano.

‘Los recuerdos de ella’ logró destacarse y estar a la par de otras canciones que aparecieron en ese destacado trabajo musical, tales como ‘Gaviota herida’ (Efrén Calderón), ‘El Pintor’ (Adolfo Pacheco), ‘Páginas de Oro’ (Hernán Urbina Joiro), ‘Déjame llorar’ (Reinaldo ‘El Chuto’ Díaz), ‘Ganó el folclor’ (Roberto Calderón) y ‘El Parquecito’ (Calixto Ochoa).

En esos tres minutos y 53 segundos que dura la canción, Diomedes Díaz narró una vivencia que su hermano Elver le hizo caer en cuenta, cuando de manera frecuente ‘El Cacique’, visitaba la casa de su mamá Elvira Antonia Maestre Hinojosa, ‘Mamá Vila’.

Elver, el mensajero de las frías

Elver Díaz, sentado en una banca afuera de la casa de su mamá Elvira, ubicada en el barrio San Joaquín de Valledupar, quiso recordar por primera vez aquel episodio que le ha prodigado las mayores alegrías musicales y económicas.

“Diomedes llegaba bien temprano de su casa en el barrio Los Cortijos, a la de nuestra mamá que estaba a pocas cuadras. Se venía caminando y con todas las ganas de beber. Enseguida, me tocaba la puerta de la habitación y me hacía levantar  mandándome a comprar cervezas. En cada viaje a la tienda que estaba ubicada a pocas cuadras, compraba dos cervezas y me quedaba con los vueltos”.

Elver siguió recordando aquel episodio y añadió. “Eran muchos viajes los que hacía en la mañana y parte de la tarde, hasta que un día riéndome le dije que pusiera una tienda en la casa. Que se podía tomar las cervezas bien frías recién sacadas de la nevera y no tener que estar yendo cada rato a la tienda”.

A Diomedes le sonó la idea, y cuál no sería la sorpresa de Elver que en corto tiempo entre cerveza y cerveza, sacó la canción. Después de grabada, sufrió el cambio de nombre porque los seguidores no le decían ‘Los recuerdos de ella’, sino ‘La tiendecita’. Y así se quedó.

“Diomedes después de hacer la canción me la cantó en su totalidad, me abrazó y me dijo que la canción era mía, porque yo le había dado la idea principal. Al principio no dimensioné lo que eso significaba, pero al grabarla comenzó a sonar por todas partes y las primeras regalías fueron de 400 mil pesos”, dijo Elver.

Un regalo con regalías

Lo curioso de este hecho fue que Diomedes Díaz hizo la canción, y también le montó la tienda a su mamá. “Si, la tienda fue una realidad y mi mamá le puso por nombre de ‘Los recuerdos de ella’, pero duró menos de dos años. Quebró por mucho ‘fiao’. Mi mamá, quien es de buen corazón, no sé medía para fiar y esas fueron las consecuencias”, contó Elver entre risas.

De otra parte, ha sido tanta la aceptación del tema ‘Los recuerdos de ella’, que a Elver Díaz, le han grabado 60 canciones y ninguna supera en el pago de regalías a la que le regaló su hermano.

Entre las jocosidades aparece la vez en que Diomedes Díaz al ver el éxito total de su canción, y al encontrarse con su hermano Elver, le comentó: “Te va a tocar darme parte de la plata de las regalías, porque ya te pagué las idas a la tienda”.

Enseguida, hizo un rápido recuento de su hermano Diomedes, a quien él se ha encargado de perpetuar a través de su agrupación ‘La familia de Diomedes’, con la cual atiende diversos compromisos musicales. “Puedo decir con conocimiento de causa que el cantante absorbió al compositor, a pesar de que sus canciones nunca pasan de moda porque les imprimía ese sentimiento inigualable al ser reales”.

Los dos hermanos se llamaban cariñosamente ‘Yome’ y ‘Evi’. Eran tan unidos que el primero le regaló una canción a su hermano por servir de mensajero, trayendo en sus manos unas cervezas frías. Además, nacieron con esa chispa para decirle al mundo que la música vallenata tiene la esencia del saber popular, donde se desgajan los más bellos sentimientos teniendo como aliado a un acordeón.

‘Los recuerdos de ella’, en teatro

A pesar de haber sido grabada hace tanto tiempo, la canción todavía tiene vigencia al ser llevada al teatro con el mismo nombre, ‘Los recuerdos de ella’. Esta comedia musical es dirigida por el maestro Víctor Hugo Ruiz y protagonizada por el acordeonero y productor vallenato Éibar Gutiérrez Barranco. La obra se viene presentando desde el año 2019 en Bogotá y distintas ciudades del país.

“La comedia musical vallenata se desarrolla en una tienda de pueblo donde van apareciendo esos episodios que recrearon la canción, teniendo la atención de su propietaria que lleva el nombre de Matildelina”, contó Éibar.

Bonito gesto

Al final, el cantautor Elver Augusto Díaz Maestre dejó escapar varias lágrimas de emoción al recordar a su querido hermano, quien tuvo el bonito gesto de regalarle una extraordinaria canción.

El hermano de ‘El Cacique de La Junta’ sigue pensando que lo mejor es que sus miles de seguidores se tomen con beneplácito sus cervezas bien frías recordando a Diomedes Díaz. “Porque no hay cosa más sabrosa que abrí una nevera, y destapar una cerveza pa’ curar un guayabo”.

Esas fueron las experiencias vividas que tuvo Diomedes Díaz, quien de forma muy clara lo dejó dicho. “Es el ejemplo que quiero dejarle a mis seguidores, que al amigo hay que quererlo, que cuidarlo y protegerlo”. Se las dejo ahí.

Diomedes Díaz Maestre: El cantautor de las multitudes

«La música es la literatura del corazón, que comienza donde terminan las palabras»._ Alphonse de Lamartime (compositor, poeta e historiador francés).

Por: *Ramiro Elías Álvarez Mercado*

Pocas cosas son tan precisas como la interpretación de una obra musical por un buen cantante.Vocalización exacta y rigurosa que dan lugar a un agradable canto que suele llegar directamente al alma.La música tiene todo tipo de efectos en el ser humano: nos alegra, nos entristece, nos activa, nos hace bailar, nos emociona, ha acompañado a la humanidad desde sus primeros días, cuando aprendimos a utilizar sonidos y cánticos para comunicarnos entre nosotros o con las fuerzas superiores que regían nuestras vidas y que han evolucionado según lo hacía la sociedad.Las voces humanas poseen un timbre que permite distinguirlas entre sí y además poder identificar a la persona que la emite, ya sea al cantar o al hablar.

Una de esas voces privilegiadas para el canto vallenato fue la de Diomedes Díaz Maestre, quien le abrió los ojos a este mundo terrenal una alegre, festiva, radiante y fresca mañana invernal del domingo 26 de mayo de 1957, en el corregimiento de La Junta sur del departamento de La Guajira, más exactamente en las agrestes tierras de una finca llamada «Carrizal». Hijo mayor de la familia conformada por Rafael María Díaz Cataño y Elvira Maestre Hinojosa. En un hogar de campesinos humildes, nobles, trabajadores y de sanas costumbres se fue levantando este pequeño niño que con el correr del tiempo se convertiría en uno de los más grandes artistas de la música vallenata. Diomedes cuyo nombre en la mitología griega significa » *Pensamiento de Zeus*» quien fue uno de los héroes griegos más famosos al combatir en la guerra de Troya, y uno de los guerreros más poderosos en La Ilíada de Homero. Al igual que su homónimo de la mitología, Diomedes Díaz desde muy temprana edad fue un guerrero de la vida que luchó contra todo y de esa lucha constante le brotó su inclinación musical que proviene, según dicen algunos investigadores, de Luis Gregorio Maestre Acosta pariente cercano de su progenitora Elvira Maestre el cual se caracterizó por ser un gran decimero y a pesar de no haber tenido estudios, las componía y recitaba magistralmente. La cercanía con su tío Martín Maestre, acordeonista y compositor fue parte fundamental en su naciente carrera musical.Sus primeros años los vivió como cualquier niño campesino de la zona, colmada de experiencias fantásticas, contacto directo con la naturaleza, animales de corral como: vacas, chivos, caballos, cerdos, burros, muchos de estos criados por sus padres, cultivando la tierra de pancoger (yuca, plátano, malanga, maíz) que hacían parte de las viandas que servían en su mesa y que también comercializaban y era parte esencial del sustento de su familia, todo esto sumado al canto de las aves silvestres, el correr y el sonido del agua de los riachuelos, las fragancias de las flores y verdes hojas de los árboles, el olor al café matutino. Toda esa constelación de múltiples y variados olores, sonidos y paisajes fueron desarollando en él una visión del mundo muy particular, mágico y surrealista que luego plasmaría en sus canciones, ya que no solo cantaba, sino que también componía algo que lo convirtió en el _»cantautor de las multitudes»_.

El Cacique de La Junta como se le conocía en el ámbito musical, fue desde sus inicios una persona dotada de un talento histriónico que deslumbraba en cualquier escenario, donde su figura era casi que venerada por miles de seguidores en razón a esa voz e interpretación prodigiosa que le daba a las canciones, secundado por el carisma arrollador que poseía; era un ser capaz de ejercer una presencia magnética sobre las personas, que sin proponérselo captaba la atención de los demás que disfrutaban y se deleitaban de su compañía en el escenario. Su voz, carisma y comportamiento iban a tono con sus costumbres y la de su fanaticada que lo disfrutó y ovacionó en todo su esplendor, su personalidad de hombre extrovertido, lleno de impulsos, con un aura brillante y resplandeciente, cercano a su pueblo, querendón con las mujeres y amigo de la parranda fueron elementos fundamentales para su formación musical. El carisma no se comercia, más bien se construye y un artista carismático como el «Cantor Campesino» es un purificador de incentivos externos e internos que se inquieta ante lo auténtico, que no intenta ser distinto sino que se diferencia simplemente por ser quien es, sin grandes alardes, ni aspavientos, sencillamente a través de su mera presencia.Para Diomedes la música era como una revelación mayor, las inspiraciones le llegaban cuando más aislado estaba en el espacio y en el tiempo.Ese talento innato de El Cacique doblado de una inteligencia escénica y natural, que le permitía ocupar todo el escenario él sólo, le facilitaba desencuevar en cada canción el espíritu que se escondía detrás de cada palabra.No basta con tener la mejor voz para entonar una canción, hay que sentirla vivirla y apropiarse del mensaje de la misma para poder transmitirla y llegar al corazón de los que la escuchan, siendo esta una de las ventajas del hijo de la señora Elvira que sin tener la mejor voz, como otros de sus colegas, si interpretaba con mucha suficiencia sus propias canciones y cuando lo hacía con creaciones musicales de otros compositores lo logró con mucha altura y calidad, porque sabía imprimir en su voz un dejo tan especial y repleto de sentimiento; es decir, tenía la capacidad de sentir la canción como propia y transmitir magistralmente el mensaje expresado por el autor: era como un actor cuando encarna un personaje.Diomedes Díaz Maestre era un artista nato que dio rienda suelta a su talento y provocó sentimientos y emociones positivas, sus seguidores escucharán sus canciones por siempre una y otra vez y casi que instantáneamente traerán de vuelta todas las emociones, alegrías y recuerdos de momentos vividos a lo largo de los años, porque su legado musical nos ofrece un escape de la realidad, nos hace viajar a otros mundos a través de sus canciones, nos inspira con sus letras y nos conecta con nuestras emociones de un modo muy profundo. Él pudo exteriorizar su habilidad a través del arte musical y potenció todo su talento artístico con el cual llegó a un multitudinario público que lo aclamará por siempre porque las canciones de su ídolo hacen parte de la banda sonora de sus vidas.

Feliz Cumpleaños al Todo Terreno Beto Zabaleta

Un día como hoy 17 de mayo de 1957 nace Alberto Luis Zabaleta Celedón  en El Molino, Departamento de la Guajira, Colombia. Comenzó su carrera artística en 1977 al lado del acordeonero Emilio Oviedo, luego se une a Alberto «Beto» Villa, con quien creó la agrupación «Los Betos» con quien grabó 16 trabajos musicales en 10 años.​

Los Betos firmaron contrato con CBS (hoy Sony Music) y grabaron la producción «Déjenme quererla», así mismo siguieron adelante con sus producciones entre las que se destacan «Por quererte tanto», «Regalo mis canciones» y «Parrandas inolvidables» (con la cual obtuvieron su primera gira internacional por Estados Unidos). Luego se destacaron temas como «Benditos versos» y «Quiero olvidarte» de sus siguientes álbumes, a finales de 1987 graban su último álbum titulado «Canciones lindas».​

El dúo Los Betos decidió separarse el 10 de julio de 1988 en Barranquilla, cada uno al comando de su propia organización musical. Beto Villa hizo fórmula con Poncho Zuleta y Beto Zabaleta con Orángel «el Pangue» Maestre. Beto Zabaleta con Orangel «el Pangue» Maestre mantuvo la razón social de la agrupación Los Betos y presentó cinco producciones, de las cuales surgieron éxitos como «Alégrate porque vengo», «Mi media naranja», «Mi amor ideal», «Nací para adorarte» y «Amor eterno», entre otras. Pero en 1993 regesa Beto Zabaleta con Beto Villa un regreso triunfal con la producción <<De nuevo Zabaleta y Villa>> con varios éxitos que fueron seguidas hasta la fecha como <<Eternamente>>, <<Un mundo de melodías>>, <<Un collar de versos>>, <<Enamorándote>>, <<Con toda el alma>>, <<Corazon.com>> ​

En 2000 graba el álbum «Canto y acordeón» con Emiliano Zuleta. En 2001 invita a Franco Argüelles y graban el álbum «Celebrando», el cual marcó la celebración de los 25 años de vida artística de Beto. En 2002 se une a Gregorio «Goyo» Oviedo, grabando la producción «Volví a soñar», destacándose canciones como «La formulita», «Volvi a soñar», «Un compromiso contigo», «Tu hombre soy yo», «El besito», entre otros, con el cual lograron obtener disco de platino.

Actualidad de Beto Zabaleta 2023

Beto Zabaleta y Luis José Villa se han mantenido en un estatus de preferencia y admiración por parte de los conocedores apasionados del buen vallenato con jerarquía musical, hoy vale decir que valió la larga espera, pues desde ya podrán encontrar en todas las plataformas digitales dos temas musicales de alta densidad y contenido poético en la notable carrera musical del todoterreno del vallenato.

Ella Es, una de las canciones del compositor de más alto reconocimiento por sus letras tan vivenciales como es Rafael Manjarrez, quien ha tenido en Beto Zabaleta su mayor y mejor expositor musical con éxitos vigentes hoy por hoy.

Ella Es título de la canción que manifiesta el concepto del amor a través de lo valioso que es la mujer, todo esto simplificado en una potente voz y la digitación majestuosa de Luis José Villa un joven con proyección cada día más fortalecida. Junto a Ti del compositor Leo Duran, quien le dio un título muy diciente a una expresión romántica indicada en cada estrofa que desde ya augura ser un éxito de alto nivel, pues es la ganadora del Festival Pedazo de Acordeón en el año 2021 en El Paso – Cesar. Temas que garantizan en los admiradores del vallenato de Beto Zabaleta y Luis José Villa, a dos artistas con vigencia por mucho tiempo.

Una producción que fue realizada en los estudios ID Producer del productor Luifer David en la ciudad de Barranquilla, la mezcla y masterización a través del reconocido Álvaro Araujo, un trabajo muy bien realizado de la mano del flamante acordeonero Luis José Villa, como también los integrantes de la agrupación; Yalil Ramos en la guacharaca, Daniel Castilla en la caja, el veterano Héctor “tico” Rojano en las congas, Daniel Padilla en los timbales, y la participación de los coros de los siempre connotados hermanos Fabio y Edgar “More” Ovalle en la primera y segunda voz.

Un trabajo musical que contó, con la presencia de Paul Villa en el instrumento del bajo, Julio Fonseca en las Guitarras, los Pianos y teclados con Carlos Algarín, y el direccionamiento estratégico del manager Carlos Viaña en todo el desarrollo del ascenso mediático de los artistas, quienes lograron imprimir todo el sello característico al estilo musical del maestro Beto Zabaleta, en este grato regreso para todos los seguidores del buen vallenato en todo el mundo.

Entregada premiación a los cinco estudiantes ganadores del concurso ‘Los niños pintan el Festival Vallenato’

En el Centro Comercial Mayales Plaza de Valledupar se cumplió la premiación de los cinco estudiantes ganadores del concurso ‘Los niños pintan el Festival Vallenato’,  evento organizado desde hace 12 años por la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

Ante el llamado, los ganadores subieron a la tarima expresando su satisfacción por este importante concurso que los convoca a pintar sobre el evento más importante que tiene la Capital Mundial del Vallenato. Además, por estar entre los cinco mejores, entre los 378 concursantes.

El orden de los ganadores y sus respectivos premios es el siguiente:

1.- José Manuel Cabrera Chacón, 11 años, Colegio Comfacesar. ‘La última nota de Luis Enrique’. Una patineta.

2.- Daniela Mishel Lozano Correa, 12 años, Instituto Técnico Upar. ‘Flores vallenatas’. Una tablet.

3.- Danna Jireth Hernández Mestre, 11 años, Colegio Andrés Escobar. ‘Folclor vallenato’. Bono de 500 mil pesos.

4.- Irene Sofía Murillo Martínez, 10 años, Colegio Vicente Roig y Villalba. ‘Jardín de Fundación’. Bono de 150 mil pesos.

5.- Fabio Fabio Garrido Ortega, 10 años, Instituto Murgas. ‘El pollo dorado’. Bono de 150 mil pesos.

El evento se realizó el pasado 23 de abril en el Centro Comercial Mayales Plaza, quien lo patrocina, estuvo rodeado del entorno vallenato donde aparecieron en las pinturas los paisajes llenos de historias y letras que recorrió Luis Enrique Martínez, ‘El Pollo Vallenato’, llevando a cuestas de pueblo en pueblo los cantos y las notas de su acordeón.

En esa ocasión al jurado integrado Agustín ‘Tín’ Nieves Carrillo, Hernán Ariza Torres y Jaime Torres Nieves, le correspondió una ardua tarea para dar a conocer los nombres de los cinco estudiantes ganadores, los cuales hicieron sus trabajos durante más de tres horas.

A su vez, el estudiante ganador del concurso ‘Los niños pintan el Festival Vallenato’, José Manuel Cabrera Chacón, dijo. “Esta fue una experiencia muy bonita donde nos invitaron a pintar y con esto unirnos al Festival Vallenato. Todo fue agradable y más por la cantidad de estudiantes que participamos. Agradecimientos a todos y gracias por tenernos en cuenta. A mí me gusta la música vallenata”.

Para la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata este concurso sigue siendo la mejor apuesta porque se trata de inculcar en estudiantes entre los 8 a 12 años, el amor por el folclor vallenato, teniendo como base la pintura, donde ellos desarrollan su talento y creatividad.

Finalmente, se anota que la premiación para los ganadores de los concursos de acordeón, canción vallenata inédita, piqueria y piloneras del 56° Festival de la Leyenda Vallenata en homenaje al juglar Luis Enrique Martínez, ‘El Pollo Vallenato’, se cumplirá el próximo dos de junio en el auditorio Miguel Vicente Arroyo de la Universidad Popular del Cesar, sede hurtado.

José Barros navega en La Piragua del recuerdo

El 12 de mayo del 2007, por todos los rincones de El Banco (Magdalena), y los pueblos vecinos, no dejaron de sonar durante muchas horas las canciones del maestro José Benito Barros Palomino, como homenaje al baluarte del folclor colombiano, a quien le alcanzó la vida para disfrutar el triunfo y recibir importantes homenajes.

Su figura era tan importante, respetada e incluso venerada que todos guardaron luto y coincidieron en señalar que había partido la máxima gloria del folclor colombiano, el hombre que compuso canciones en todos los ritmos y que nunca desentonó.

Tuvo larga vida. Murió a los 92 años. Y fue una vida llena de éxitos, que se consolidaron con el Festival de la Cumbia creado en su honor. En aquella ocasión las voces, aunque roncas, no dejaron de entonar conocidas melodías que él muchos años atrás había sacado de lo más profundo de su inspiración.

¿Y cómo olvidar las palabras de Monseñor Jaime Enrique Duque Correa, cuando habló de los dones que Dios le otorga a cada ser humano? «El maestro José Barros fue un genio de la música y vocero de todo un pueblo con sus canciones. En cualquier oportunidad todos nos sentimos interpretados en sus cantos. Él, con su corazón noble y bueno fue fiel intérprete de nuestros sentimientos y por eso su consagración dentro del folclor colombiano».

La inmortalidad

La inmortalidad del maestro José Barros se escenifica a través de su obra. Para corroborar lo anterior contaba Juan Gossaín que una señora española le pidió a Gabriel García Márquez que le autografiara un ejemplar de ‘Cien años de soledad’, no sin antes decirle que lo admiraba no por la imaginación, sino por el dominio del lenguaje.

El escritor se detuvo. Le sonrió y le dijo: “En mi tierra un músico popular, refiriéndose a una antigua canoa que viajaba por el río, escribió este verso: “Ya no cruje el maderamen en el agua”. Maderamen, señora. Maderamen. ¿De qué se sorprende usted?

Exactamente, es un verso de la célebre canción ‘La Piragua’ que era propiedad del comerciante Guillermo Cubillos, esa misma que se paseaba de El Banco, viejo puerto a las playas de amor de Chimichagua donde se quedó para siempre.

El día de su partida se recordó que le tocó ser un caminante por diversos senderos del mundo donde trabajó, cantó y demostró que los pesares también se cantan, así lleguen muchas navidades negras y el pescador se niegue a ir a su faena diaria porque es fuerte el rumor a cumbia y a aguardiente.

También su familia se comprometió a enarbolar las banderas de sus cantos y del Festival de la Cumbia para que nunca mueran.

La tarde de su sepelio cayó llena de tristeza en medio de un sofocante calor y en ese momento se conoció la frase que dejó reseñada en una libreta: «Yo, el maestro José Barros, voy navegando por los mares de la muerte… en una Piragua”.

Y los abuelos nos seguirán contando por los siglos de los siglos que por el río Cesar y la ciénaga de Zapatosa navegaba una piragua, de 15 metros de largo, tres de ancho, y dos metros de altura que le construyó Lorenzo Simanca Epalza a Guillermo Cubillos, el hombre que aparece con nombre propio en ese célebre canto cuya acción musical le sigue dando la vuelta al mundo a través de una morena cumbianbera que mueve sin descanso su cadera.

Vida musical

El maestro Barros, nació el 21 de marzo de 1915 y era el menor de cinco hijos del matrimonio de Joao María Barros Traveceido, un comerciante portugués, y Eustasia Palomino. En su extensa producción musical, que se calcula en un millar de obras, compuso cumbias, paseos, porros, pasillos, boleros, tangos, currulaos, puyas, rancheras, merengues y canciones infantiles.

Entre sus más importantes canciones se cuentan ‘La Piragua’, ‘Navidad negra’, ‘El pescador’, ‘Violencia’, ‘El viajero’, ‘Las pilanderas’, ‘La llorona loca’, ‘Arbolito de Navidad’, ‘El gallo tuerto’, ‘Palmira señorial’, ‘Pesares’, ‘A la orilla del mar’, ‘El vaquero’, ‘El minero’ y ‘Momposina’, entre otras.

La entrevista

Corría el mes de junio de 1983 cuando le hice la primera entrevista al maestro José Barros, en su casa de El Banco, pero antes un amigo que lo conocía, le dijo que venía de El Espectador, y como él era gran amigo de Guillermo Cano, todo se facilitó. Habló de todo un poco y especialmente de sus canciones haciendo énfasis en ‘La Piragua’, su éxito más trascendental que tiene más de 15 versiones.

El asunto era que la crónica sería publicada en el periódico Zigzag de Chimichagua, pero para no quedar mal se mandó a Bogotá con fotos incluidas, y a los pocos días la publicó El Espectador.

El maestro Barros estaba feliz y de esa manera ingresé a ser colaborador de El Espectador, y me gané la amistad del autor de esa bella obra que dio a conocer a las playas de amor de mi querida tierra.

Después de 16 años de su partida de la vida lo mejor es recordarlo sentado a las seis de la tarde a la orilla del viejo puerto, mientras el sol se hunde en el agua y van brotando en el cielo los primeros luceros de la noche, y él al ver pasar un pescador canta con emoción sublime:

En la playa blanca

de arena caliente

hay rumor de cumbia

y olor a aguardiente.

En toda la ranchería

se ven bonitos altares,

entre millos y tambores

interpretan sus cantares.

El pescador de mi tierra,

el pescador de mi tierra.

Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv