«Si: soy un soñador: porque un soñador es aquel que sólo encuentra su camino a la luz de la luna y cuyo castigo es ver el alba antes que el resto del mundo»: Óscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo de orígen irlandés.
Por: Ramiro Elías Álvarez Mercado
La historia de muchos de los seres humanos comienza siempre con sueños. Desde la independencia económica hasta las ansias por cambiar el mundo, pasando por la necesidad vital de hacer lo que a uno le gusta.
Es común, sobre todo en nuestra vida cotidiana que nos encontremos con muchos obstáculos y algunas limitaciones que intentan derrumbar y hacen tambalear esos sueños. Es entonces cuando más que nunca hay que revivirlos, porque esa marcha inició por ser soñadores y nos recuerda que las cosas no son fáciles, pero que a veces lo imposible se hace posible.
El empresario británico Richard Branson dijo estas palabras «todos deberíamos soñar y animar a los demás a soñar, porque soñar es uno de los regalos más grandes de la humanidad».
Pero si hay alguien que tuvo la capacidad de hacer realidad sus sueños, porque su mente e imaginación pudieron generar estas ideas fue Wilson de Jesús Olmos Álvarez, quien a lo largo de su niñez y adolescencia ideó aquellos objetivos que más tarde pudo cristalizar en su madurez contra viento y marea, a pesar de su sufrida y sacrificada vida. No todos conseguimos hacer realidad aquello con lo que soñamos, pero solo la idea romántica de poder lograrlo puede motivarnos enormemente en nuestro día a día.
Wilson Olmos nació en Barranquilla el lunes 17 de septiembre de 1973, sus padres fueron Aníbal Olmos Castro y Dora Isabel Álvarez Pérez, lamentablemente se separaron aún estando él en el vientre materno, algo que empezaría a marcar su difícil situación.
Al poco tiempo de nacido su madre se traslada y se radica en el corregimiento de Palmira dentro de la jurisdicción del municipio de Pueblo Nuevo en el departamento de Córdoba, en el Caribe colombiano, en donde empezó a crecer en el hogar de su abuela materna María Isabel Pérez García que junto a su progenitora hicieron parte de su crianza.
Como la mayoría de los niños tuvo las caricias maternales y esa demostración de ternura por parte de su mamá, quien con toda la delicadeza lo cuidaba y mimaba en esa primera fase que hace parte del arco de la infancia; es decir, la etapa del habla, el por qué?, y la consolidación de conocimientos básicos, que le fueron enseñandos con amor para que pudiera valerse en la vida y lo levantaba con dulzura ante cada caída. Como para la mayoría de las madres los hijos somos lo más lindo del mundo y de ese amor que la señora Dora Isabel le mostraba a su primogénito Wilson, lo que comenzó como «hijo bonito» frase que causaba risa en sus familiares y vecinos, fue cambiando con el tiempo y la redujeron a «Boni» para quedar definitivamente como «El Bonny» apodo que se convirtió en una especie de nombre artístico para Olmos Álvarez que lo ha acompañado por siempre.
Si algo tenemos aprendido es que en la vida no todo es alegría y es precisamente en un día que en Colombia es motivo de celebración y fiesta como lo es el 8 de diciembre donde se celebra La Inmaculada Concepción. Una festividad religiosa que inicia su tradición con el alumbrado el 7 de diciembre, conocido como «el día de las velitas» se convirtió en el más triste para Wilson de Jesús, porque ese día partió de este mundo terrenal su señora madre, esa vela colorida, luminosa y resplandeciente que era para él se apagó definitivamente ese 8 de diciembre del año 1987, cuando solo contaba con escasos 14 años edad, hecho luctuoso que marcó su vida para siempre.
Allí en Palmira un reducido caserío de solo doce viviendas y al cual «El Bonny» considera bendito y sagrado ya que siempre se ha considerado un hombre de fe y espiritual. Rodeado de gente noble, trabajadora, sencilla y humilde creció este futuro compositor, rodeado del fresco y verde aroma que se desprende de los montes, las flores y animales silvestres y de corral, el fluir cantarino y las aguas cristalinas del los arroyos el Marcio y el Santiago y un olor a café matutino recién preparado, el crepúsculo, la luna y el cielo estrellado. Todo ello, sumado a la tristeza interior que llevaba en lo más profundo de su alma y corazón, fueron motivos para despertarle la inspiración que lo condujo a convertirse en un compositor de música vallenata, que supo plasmar con letras y melodías esos sueños y vivencias que tuvo desde que empezó a entender la vida.
En esta etapa de adolescente trabajó como «lechero»; es decir, recogiendo leche en burro en distintas fincas de la región y trasladándola a un comprador en su pueblo, cultivó la tierra de yuca, plátano, maíz, ñame, arroz y también hacía lo que llamamos en esta región de Colombia como «pajarear arroz» que consiste en espantar los pájaros para que no se coman la cosecha de este grano.
En esos quehaceres diarios en compañía de su tío Aridio Álvarez Pérez, empezó a darle rienda suelta a su imaginación y fue entonces como fluyeron sus primeros versos y melodías, soñaba con algún día escuchar sus canciones en la radio y empezó a seguir de cerca los conjuntos vallenatos que se escuchaban en el momento .
Wilson se ha caracterizado por ser un hombre agradecido y uno por el que siente ese sentimiento fue su profesor de primaria en La Escuela Rural Mixta San José de Palmira de nombre Jairo Salazar Rivas natural del departamento del Chocó quien tuvo que ver mucho en su formación académica, pero también le inculcó buenos valores que les enseñaba con mucho ahínco y dedicación. Un docente que le apostaba a la educación y capacitación integral de sus alumnos.
Ya con la música metida de lleno en su ser, en la casa de su tío Aridio escuchaba en una grabadora un programa que transmitía el periodista y locutor Wilfrido Peña Salgado el cual era muy escuchado y gozaba de mucho prestigio que se llamaba «Vallenatos Punto Tres» en el que se entrevistaba a grandes exponentes de la música vallenata y programaban sus catálagos musicales, algo que para «El Bonny» era un deleite, una válvula de escape en la que se refugiaba después de un día ajetreado.
Olmos se caracterizó por ser una persona muy tímida y cuando empezó a hacer sus canciones le daba pena mostrarlas, solo las cantaba para él, hasta que un día una vecina suya, la señora Rosario Padilla lo encaró y le dijo que se había enterado del don que tenía para componer y le insistió para que le cantara una de sus canciones, a lo que con un poco de pena accedió y le cantó una titulada «Fuiste mi Reina», situación que dejó gratamente asombrada a doña Rosario, lo felicitó y ánimo a que siguiera creando canciones y las diera a conocer porque según ella, sus piezas musicales no tenían nada que envidiarle a la de los autores reconocidos.
Wilson Olmos se considera un admirador y seguidor de muchos compositores de esa línea lírica, romántica y poética en el vallenato como: Gustavo Gutiérrez Cabello, Rafael Manjarrés Mendoza, Hernando Marín Lacouture, Rosendo Romero Ospino, Fernando Meneses Romero, pero si hay alguien del que él aprendió más y tuvo en cuenta en su etapa de formación fue a Unaldo Efrén Calderón Cujia, este compositor se metió sin permiso en su mente, en su esencia y le modificó muchas cosas para bien, tal vez porque se identificaba con ese estilo de este maestro miembro de esa excelsa familia de compositores de San Juan del Cesar, La Guajira «Los Calderón». Las letras de Efrén tienen una mística en su poesía donde el impacto del dolor humano alcanzan mayores ribetes que en otro compositor, sus melodías tienen mucha melancolía, son de tonos ocres y pasteles que muchas veces reflejan tristeza por algún desamor o la perdida de un ser querido. Situaciones que en cierta medida ha experimentado Olmos Álvarez en el trasegar de su vida.
Wilson de Jesús poco a poco se fue soltando y le fue mostrando sus composiciones a sus amigos de infancia como: los hermanos Julio y Carlos Atencia que cantaban, tocaban violina, caja y guacharaca, Cristo Meza quien los acompañaba con una vieja guitarra instrumento que «El Bonny» aprendió a interpretar con solvencia, una grabadora de pilas ante la carencia de luz eléctrica para grabar sus nacientes letras y melodías y los coros de su primo Darío Calle Álvarez ( hoy en día un respetado y admirado anestesiólogo ) bajo la mirada atenta y alegre de doña Rosario Padilla, fueron estos personajes los primeros quienes con aplausos, sonrisas, creyeron y estimularon el talento de este adolescente, porque observaron en él todo un artista en ciernes.
La difícil situación económica y las pocas oportunidades laborales para un jóven aún menor de edad, hicieron que se trasladara al municipio de Ayapel en el departamento de Córdoba, para trabajar como pescador en el río Mucura en Bocas de Sejeve, un oficio desconocido y que se tornó muy difícil , porque la pesca se realizaba de noche y se le hacía complicado conciliar el sueño de día algo que le causó un desgaste físico y mental.
Luego estimulado por sus compañeros de faenas habituales, seducidos por la fiebre del oro opta por un nuevo y desconocido sendero y desplaza hasta los municipios mineros antioqueños de El Bagre y Cáceres donde logra ahorrar un pequeño capital, el cual decide invertir en adquisición de mercancías. Y es aquí cuando a través de la compra y venta de productos varios, conoce el departamento de La Guajira y específicamente el municipio de Maicao, epicentro comercial, pero también de música vallenata.
Allí, en dicho lugar, se da a conocer, cantando versos por doquiera de su autoría y también de las canciones de moda que estaban pegadas en ese momento en las voces de Diomedes Díaz, Rafael Orozco, Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Beto Zabaleta, Iván Villazón, Farid Ortiz, entre otros, grandes y representativos exponentes del folclor vallenato.
Wilson considera que este tránsito por la tierra de Francisco el Hombre fue clave para afianzar sus aspiraciones, de ser una figura conocida en el ámbito musical y darle un mayor aliento a su naciente carrera artística.
Luego de transitar por distintos lugares se radica en la «Ciudad Bella y Cordial», Planeta Rica, Córdoba, en donde se convirtió en uno de sus hijos ilustres adoptivos y conoció a Raúl Medrano Díaz quien lo orienta para que ponga una venta de cassettes, dulces, golosinas, cigarrillos y variedad de artículos en el parque central del pueblo, lo que comúnmente llaman los lugareños como «Chaza», con la que su situación económica tuvo una notable mejoría.
Si alguna meta tuvo clara Wilson Olmos Álvarez fue la de continuar sus estudios de secundaria, los cuales concluyó en la jornada nocturna de la Institución Educativa José Hilario López.
Tras haberse graduado como bachiller y cumplido con éxito este objetivo pone su mirada en lo que tanto había soñado: consolidarse como compositor de las cosas que tienen relación con su vida, sueños, frustraciones, anhelos, tristezas, alegrías y obviamente de lo que ocurre en todo su entorno. Es así como en el año 1992, se relaciona con una agrupación oriunda del Bajo Cauca antioqueño conocida con el nombre de «La Revelación Vallenata» quien le graba su primera canción titulada ‘Murió Mi Esperanza’, en la voz de Alfredo Ríos y el acordeón de Darío Ricardo.
Ese mismo año obtuvo el primer lugar en un concurso de canción inédita, llevado a cabo en San Benito Abad, Sucre, en la cual le rinde un homenaje a su señora madre que tituló: «El dolor de un poeta», tema este que aún continúa inédito.
Posteriormente en 1993 se erige ganador del segundo Festival de El Diabolín, en Pueblo Nuevo, Córdoba, con la canción «Una Rosa en el alma», la cual fue grabada por la agrupación «Los Serenateros», en la voz de Julio Mejía Miranda y el acordeón de Gabriel Arroyo.
Para continuar con su ascendente carrera musical como compositor, «El Bonny» le hace entrega a Miguel Durán Jr dos termas que se constituyeron en éxitos ‘Al Final del camino’ y ‘Morían mis sueños’, pero años más tarde el mismo Miguel Durán Jr reenchaucha su canción anteriormente grabada por la «Revelación Vallenata» titulada ‘Murió mi esperanza’ la cual tuvo un éxito rotundo y se convirtió en un clásico de la música vallenata y de paso su cédula musical y su canción con más versiones, cabe resaltar que este tema retumbó en todas las emisoras de la Sabana sucreña el día del fallecimiento de Miguel Durán Jr y con ella fue despedido en su última morada .
Entre los grupos musicales que han grabado su obra encontramos: Emilio Oviedo y Edwin Cantero, Nayo Quintero y Roland Valbuena, Los Hermanos Carlos y Guido Malo( El Dúo Sensacional), Beto Pastrana y Pacho Arroyo, Edwar Morelos, Keiner Ortíz y Edwar Morillo.
En el estilo de «El Bonny» a lo largo de su carrera, ha prevalecido el tono romántico, íntimo de lamento con una lírica estética y mensaje altivo sin melodrama; una estructura melódica arrullante, haciendo un manejo hábil de figuras literarias como: símil, hipérboles, metáforas, mezcladas de una forma exquisita y maravillosa. En sus canciones procura resaltar la belleza de la mujer y ponerla en el pedestal que ella se merece, algo que se ha perdido en los compositores jóvenes de hoy en día, muchos de los cuales, por el contrario lo que hacen es denigrar de ese ser precioso que nos regaló el Supremo Creador.
El repertorio de este compositor es muy extenso y aunque su fuerte es el paseo lírico-romántico, ello no ha sido óbice para componer temas de la música sabanera como Porro y Chandé, al igual que Rancheras en estilo cristiano en donde resalta su espiritualidad y fe.
Este humilde varón es un ser maravilloso y un ejemplo para imitar, después de tanto sacrificio y sufrimiento, la vida le recompensó tantos esfuerzos y le formó un caparazón fuerte e irrompible que es digno de los más grandes elogios de parte de propios y extraños.
Olmos Álvarez siguió con su carrera musical, pero al par con sus estudios superiores y obtuvo el título de tecnólogo en sistematización de datos de La Universidad Antonio Nariño y luego alcanzó su título profesional en ingeniería de sistemas de la UNAD ( Universidad Nacional Abierta y a Distancias). Después de tantos ires y venires y uno que otro desamor, cupido con su flecha tocó las puertas de su corazón y le pone en su camino al amor de su vida Verónica del Rosario Arteaga Lambraño de cuya unión nacieron sus tres retoñitos Armando Javier, Verónica Lorena y Samuel, ella su fiel compañera por más de dos décadas tampoco escapó a su pluma mágica y ha sido musa inspiradora de varios de sus bellos y poéticos cantos como: ‘Mi Princesita’, ‘Lindo Amar Así’, «Amarte a Ti’ . Ella lo acompaña y lo ayuda en su almacén de tecnología que no podía tener otro nombre que «Bonny PC «.
Con más de 50 canciones grabadas y unas 80 inéditas, este compositor que aún sigue siendo un soñador, convirtió esos sueños que parecían inalcanzables en realidad. Con el se aplica perfectamente la vieja y sabia frase que dice «el que persevera alcanza». Wilson Olmos Álvarez se demostró así mismo y a los demás que rendirse nunca hizo parte de su léxico y que es un ejemplo de vida para todos, porque siempre tuvo presente que muchas veces la última llave es la que abre la puerta.
Ramiro Elías Álvarez Mercado
