Samuel Martínez quedó en el más alto pedestal del folclor vallenato

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

La conocida canción ‘La Loma’ de la autoría de Samuel Antonio Martínez Muñoz, está entre las más interpretadas en toda la historia del Festival de la Leyenda Vallenata. Precisamente el Tri-Rey Alfredo Gutiérrez, para ganar la interpretó en dos ocasiones y el Rey de Reyes, Álvaro López, en una. De igual  manera, en las demás categorías del concurso de acordeón también es tenida en cuenta.

Para el juglar de contextura delgada, divertido y risueño su mayor encanto era tocar el acordeón, cantar y componer esas “piezas”, así las llamaba, sobre todo lo que giraba a su alrededor. Casi no hablaba, pero cuando menos se esperaba estrenaba una canción que tenía guardada en el baúl de su memoria.

Siempre se otorgó el lujo de interpretar canciones de su propia autoría, y nunca intentó ingresar a terrenos ajenos. Era muy celoso y reclamaba cuando alguien se acreditaba una canción de su cosecha, caso ‘Los primeros días’, grabada por Alejo Durán.

Dedicatoria a su hermano

La canción ‘La Loma’, fue dedicada a su hermano Ignacio, al que cariñosamente llamaba ‘Nachera’, quien se marchó de La Loma con destino al caserío de Tronconal, jurisdicción de Chimichagua. Estando en esa encrucijada Samuelito buscó la fórmula precisa para que su hermano regresara lo antes posible. Era el llamado del corazón y a su pensamiento lo visitó la inspiración para poder cantar.

“Samuelito no sabe en qué forma, ha perdido a su hermano querido, que se venga pa’ cá pa’ La Loma, que con mucho gusto lo recibo”.

Efectivamente, aquel recado cantado al cabo del tiempo llegó a los oídos de ‘Nachera’, y regresó a abrazarse con su hermano, porque ante esa manifestación no podía echarlo al olvido, debiendo estar como un soldado fiel, en caso de presentarse una batalla musical. Este episodio real sucedió a comienzos de la década del 60.

La canción fue conocida en el año 1974 por Alfredo Gutiérrez, quien al escucharla no dudó en grabarla. De esa manera en tres minutos y 18 segundos se conoció en detalle la historia desconocida de los hermanos Samuel e Ignacio Martínez. Seguidamente, la grabó Jorge Oñate con los Hermanos López y en el año 2008 Silvestre Dangond con Juancho de la Espriella.

Sobre esta última versión, un concursante de acordeón infantil comenzó a interpretarla y el jurado al escucharla le pidió que tocara la original. El niño no se la sabía y optó por escoger otro paseo. Esas son las paradojas de la vida.

De otra parte, los que siguen al pie de la letra el legado de Samuelito son tres hijos de sus hijos. Samuel, el narrador de las historias de su padre; Fabio quien es cantautor y Jaime, acordeonero. Además, en la vida del juglar jugó un papel importante su esposa Felipa Venicia Castro Rodríguez, a quien llamada ‘La doncella del amor’, la misma que lo esperaba después de cumplir con sus interminables correrías.

Festival homenaje a Samuelito

La mayoría de parrandas del juglar eran frecuentes en La Loma, municipio de El Paso, Cesar, donde en aquel entonces no había asomo de las minas de carbón, sino que vivían básicamente de la agricultura.

Estando en eso, un grupo de jóvenes una mañana del mes de febrero de 1990 se reunieron para organizar el Festival de Canciones Samuel Martínez. La reunión se llevó a cabo en el comedor de la Escuela Mixta No. 1, donde hoy está ubicado el Comando de Policía.

“En mi memoria se mantiene claro que esa tarde la propuesta tuvo la mayor aceptación entre los 15 presentes. También, que la fecha coincidiera con la fiesta de la Virgen del Carmen”, indicó Jorge Naín Ruiz, gestor del evento.

El certamen se aprobó, pero lo difícil fue reunir los recursos económicos para el pago del sonido y la premiación de los ganadores. Poco a poco se fueron consiguiendo y se abrieron las inscripciones para los concursos de canción vallenata inédita, mejor voz aficionada, piqueria, oratoria y declamación. El primer festival se realizó del 14 al 16 de julio del mencionado año, utilizándose como tarima el zorro de un tractor.

Cuando a Samuel Martínez se le comunicó que se harían un certamen en su honor, dijo. “Ahora se le ocurrió al hijo de Francia Elena, y a un grupo de inquietos muchachos, de hacerme un festival. Ojalá sirva para que me ayuden y La Loma se conozca más”.

Samuelito asistía sin falta a su homenaje anual. Tomaba gaseosa, porque el ron lo tenía prohibido, y en la tarima interpretaba sus canciones hasta que las fuerzas lo acompañaron. Entonces, casi no aparecía en la calle, sino que frecuentemente salía al patio.

El juglar partió de la vida el 27 de septiembre de 2004, cuando contaba con 82 años, y se le hizo una despedida con todos los honores. Además, el Festival de Canciones Samuel Martínez, ha permanecido con el paso del tiempo llegando a su versión 32.

Desde La Loma de Calenturas, Centro Carbonífero del Cesar, Samuel Antonio Martínez Muñoz, hijo de Pedro Nolasco Martínez Beleño y Felipina Santiaga Muñoz Vásquez, quedó en el más alto pedestal del folclor vallenato y le dijo al mundo que la mejor manera de zanjar las diferencias, así fuera con los hermanos, era buscando abrazos de paz para que la felicidad ingresara al corazón a través de un conducto cargado con notas de acordeón.

Al recordar su vida y su obra se pone de presente que el juglar supo administrar con cuidado sus nostalgias, porque la ceguera en sus últimos años no le permitía ver las claridades de los días. Samuelito, se fue dejando su recuerdo volando bajito y escuchándose aquel célebre canto donde cursó la más linda invitación a ese querido pueblo.

Samuel, Jaime y Fabio Martínez Castro, hijos del juglar Samuel Martínez
Felipa Venicia Castro Rodríguez, fiel compañera del juglar Samuel Martínez

‘Francisco El Hombre’ nació hace 175 años

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Una de las historias que ha tenido mayor resonancia en el folclor vallenato es la de Francisco Antonio Moscote Guerra, ‘Francisco El Hombre’, quien nació en el año 1849, hace 175 años, en Tomarrazón, jurisdicción del municipio de Riohacha, La Guajira.

Existen varias versiones sobre la fecha de su nacimiento, pero coincidieron en la anotada, sábado 14 de abril de 1849, la periodista e investigadora Consuelo Araujonoguera, en un trabajo publicado en varias entregas en El Espectador (febrero 13, 14 y 16 de 1984) y también el escritor Arístides Ospino Márquez, (Ariosmar), en su libro ‘Francisco El Hombre y la derrota del diablo’, año 2012.

Sobre la conocida historia Consuelo Araujonoguera escribió. “Una noche al regresar Francisco después de una parranda de varios días y al ir hacia su pueblo para distraerse en la soledad de la noche, abrió el acordeón y, sobre su burro, como era usual en aquella época, empezó a interpretar sus melodías. De pronto al terminar una pieza, surgió de inmediato el repertorio de otro acordeonero que desafiante trataba de superarlo”.

“De inmediato Francisco marchó hacia él hasta tenerlo a la vista; su competidor, para sorpresa, era Satanás, quien al instante se sentó sobre las raíces de un árbol, abrió su acordeón, y con las notas que le brotaban hizo apagar la luna y todas las estrellas”.

“El mundo se sumergió en una oscuridad tal, que sólo los ojos de Satanás resplandecían como tizones. Sus notas eran las de un gran maestro; algunos dicen que de ese encuentro nació el canto del Amor – Amor, pues Francisco, dueño de grandes virtudes y poseído de mucha fe, lejos de acobardarse con la abrasadora oscuridad, abrió su acordeón e hizo sonar tan hermosa melodía y la magia de la misma devolvió la luz a la luna y a las estrellas, infligiendo mucho temor del demonio”.

“Después clamó a Dios y entonó el credo al revés con la potencia de su voz, de tal suerte que el demonio, vencido, exhaló un terrible alarido y con su acordeón a rastras huyó hacia las montañas donde se perdió para siempre”.

Por su parte el escritor Arístides Ospino Márquez, hizo un relato de Francisco El Hombre, nacido en el hogar conformado por José del Carmen Moscote de Armas, ‘Chécame’, y Ana Juliana Guerra.

“Al nacimiento verificaron que era varón; por eso su papá no cabía de la emoción porque a más de ser su primer fruto, así era su deseo, por eso expresó. «Menos mal que nació varón como yo quería, porque de haber nacido hembra, ya estuviera pensando en los gavilanes, porque dentro de unos cuantos años, me tocará estar subido en el techo, con un chopo en mis manos, para espantarlos, temiendo que alguno se llevare algún día mi pollita, pero quien se me descuidara, con mi chopo le haría un disparo certero que le volaría el pescuezo”.

El Francisco de Gabo

La historia de Francisco Antonio Moscote Guerra traspasó fronteras cuando Gabriel García Márquez en la página 23 de su libro ‘Cien años de soledad’, escribió lo siguiente.

“Meses después volvió ‘Francisco El Hombre’, un anciano trotamundos de casi 200 años que pasaba con frecuencia por Macondo divulgando las canciones compuestas por él mismo. En ellas, ‘Francisco El Hombre’ relataba con detalles minuciosos las noticias ocurridas en los pueblos de su itinerario, desde Manaure hasta los confines de la ciénaga, de modo que si alguien tenía un recado que mandar o un acontecimiento que divulgar, le pagaba dos centavos para que lo incluyera en su repertorio. Fue así como se enteró Úrsula de la muerte de su madre, por pura casualidad, una noche que escuchaba las canciones con la esperanza de que dijeran algo de su hijo José Arcadio”.

Canciones a Francisco El Hombre

En el año 1971, Alberto Luis Pacheco Balmaceda, natural de Barranquilla, para coronarse como Rey Vallenato presentó el merengue ‘Francisco El Hombre’, donde recuerda ese episodio, y en apartes de la canción anota:

Y si el diablo se aparece, digo en mi improvisación, de que se encomiende y rece, si es que sabe de oración. Yo le cantaré otra vez, exprimiendo mi acordeón, si es muy tesa la cuestión le canto el credo al revés”.

En ese mismo sentido, en 1973, Luis Enrique Martínez, para conquistar la corona  como Rey Vallenato presentó la puya con el mismo nombre donde destaca la historia de Francisco Moscote.

Francisco El Hombre, fue el hombre, de la puya y el merengue, solo ha quedado el renombre, de su historia y sus saberes. Francisco el hombre en Galán, dejó un recuerdo infinito, y muchos recordaran todo lo que fue Francisco”.

Los versos de ‘El Turpial de Pondorito’

En el Festival de la Leyenda Vallenata del año 2009, el jurado de piqueria le indicó a los verseadores de turno, que el pie forzao era. “En mano de Francisco El Hombre”. Le correspondió iniciar a Rubén Toncel, ‘El Turpial de Pondorito’, quien como buen guajiro se sabía la historia. Es así como soltó el primero:

Decirlo me corresponde, y cumplo con mi deber, me voy a llevá una mujer, en mano de Francisco El Hombre”.

Al rival, Edgar Martínez, le dio risa y soltó un verso de esos por cumplir, saliéndose de lo solicitado.

Yo si tengo mi renombre, pa’ acabá con El Turpial, y a ustedes quiero gritar, donde está Francisco El Hombre”.

‘El Turpial’, al ver que no había verseado con las exigencias del jurado y el público, no estaba satisfecho, sacó a relucir su talento ganándose el más grande aplauso.

De ti hoy no queda ni el nombre, y el pueblo me dá el respaldo, hoy te pasará ni al diablo, en mano de Francisco El Hombre”.

Francisco Antonio Moscote Guerra, ‘Francisco El Hombre’, dejó para la posteridad su gran hazaña musical porque a nota limpia se enfrentó con el propio Lucifer. Lo derrotó tocando y cantando el credo al revés, asunto que según la historia no fue tarea fácil, menos teniendo a un contendor desconocido que causaba terror y cuyo perfume de azufre no era agradable.

Las mentiras que echó Omar Geles en una exitosa canción

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

El Rey Vallenato y célebre compositor Omar Antonio Geles Suárez, tuvo una vida llena de triunfos, aunque al comienzo las dificultades eran el pan de cada día, pero su mamá Hilda Suárez Castilla, fue la heroína que le puso el pecho a la brisa y batallando sacó adelante a su familia.

Un recuento de esa historia la contó el propio Omar en la canción ‘Los caminos de la vida’, esos que no son como se piensa o se cree. Él logro hacer una clara descripción de todos los padecimientos que sufrieron, pero al cabo de los años se anexaron muchas alegrías que fueron vitales para cantar victoria.

En constantes diálogos con el artista sobre la variedad de sus cantos, hizo énfasis en uno que está lleno de mentiras y lleva por nombre ‘Que vaina tan difícil’, grabado por Diomedes Díaz en el año 2013.

“Yo puedo soportar 20 días de hambre, un año sin plata, un día sin aire. Yo puedo caminar con el sol caliente, a pie descalzo, del Valle a Barranquilla sin importarme”

Hipérboles de amor

A Diomedes Díaz le llamaron la atención esas mentiras, porque tenían el encanto que ponía en línea recta a los corazones. De igual manera, a Omar Geles le causó curiosidad el comentario de las famosas mentiras llevadas a una canción, pero el compositor Rosendo Romero, quien estaba escuchando la conversación intervino para precisar. “Eso no se llama mentiras, sino hipérboles”.

Enseguida comenzó su clase de español, o como lo aseveró “de castellano”, haciendo un resumen del significado de la palabra. “Según la lengua castellana, Hipérbole es una figura retórica de pensamiento que consiste en aumentar o disminuir de forma exagerada lo que se dice”. Se arregló el sombrero e indicó que muchos sin conocer la palabra lo hacen a diario, aunque lo más fácil es decirles mentiras. Al maestro ‘Chendo’ se le aplaudió la exposición.

“Ay, puedo sobrevivir a las calumnias, a los envidiosos, a un mal amigo. Yo puedo perdonar al que me roba y me maldice, haciéndole el bien sin importarme”…. Por amor, el compositor se volvió protagonista de una interesante novela cantada, donde exaltó a una mujer.

Mentiras, exageraciones o hipérboles, lo mejor es que podemos traer a colación el título de la canción: ‘Que vaina tan difícil’… “Pero vaina difícil es vivir sin ti, mi corazón lo tengo acostumbrado a ti”, toda una declaración de amor, así las mentiras flotaran en el ambiente y se convirtieran en hipérboles, donde una mirada puede desencadenar en aquello que llaman pasión.

Analizado diversas canciones que se pasean por el mundo apareció una interpretada por Ricardo Arjona, donde aparecen también las famosas hipérboles o mentiras.

Te conseguí la luz del sol a medianoche y el número después del infinito. Endulcé el agua del mar para tu sed y te alquilé un cuarto menguante de la luna. Cómo duele tanta distancia aunque te escucho respirar y estás a cientos de kilómetros”.

No contento con lo anterior Ricardo Arjona, siguió cantando y contando. “Acabé con los jardines por tus flores, inventé la alquimia contra la utopía y he llegado a confundir con la ternura, la lástima con que a veces me miras. Qué triste es asumir el sufrimiento patético, es creer que una mentira convoque a los duendes del milagro”.

Cantos del día a día

En esa charla extensa con Omar Geles, él aprovechó para contar ciertas historias de sus canciones que son un verdadero testamento escondido en su alma, y al pasar a su memoria se cantan en silencio. Ese silencio que nadie puede interrumpir porque de inmediato huye la inspiración.

De inmediato entregó su concepto. “Todas las canciones que hago tienen su origen en la realidad. Algunas veces demoran guardadas por la cantidad que hago, pero otras salen con tanta fuerza que no se detienen. Todo se debe a la pasión que tengo por la música y eso es esencial para vencer los obstáculos que han sido muchos, pero siempre agarrado de la mano de Dios”.

Volvió a hacer énfasis en la canción ‘Que vaina tan difícil’ y anotó. “Después de vivir un episodio de amor, me dí cuenta que el corazón estaba en el lugar indicado. Había que hacer una canción y se me ocurrió echar esas mentiras como dice Juan Rincón Vanegas. Compuse esa canción hermosa, que no más se la hice escuchar a Diomedes Díaz se quedó con ella, y la convirtió en éxito al lado de Alvarito López”.

Omar Antonio Geles Suárez al final de la jocosa entrevista en aquella tarde bogotana, citó el Salmo 126 versículo cinco, donde se calca toda su historia, pero sin mentiras. “El que siembra entre lágrimas, recogerá sus frutos con gritos de alegría”…

De esta manera se descubrió otra de las facetas del hombre luchador que supo explotar su talento a favor de la música vallenata, teniendo en su acordeón la base para darle forma a sus bellas canciones.

El Rey Vallenato del año 1989 dejó un inmenso legado que se recuerda en cada estación del folclor, y más se hará el próximo año cuando se le rendirá homenaje en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Y por todas partes resuenan sus canciones que tienen versos adornados con amor. “Gracias por hacerme corregir tantos errores. Gracias por pintarme la vida con hermosos colores. Gracias por sembrarme en el alma tantas ilusiones. Gracias por hacerme escribir más de mil canciones”…

Omar Geles con su partida le hirió el alma al mundo vallenato, y ojalá fuera mentira para buscarlo. Entonces, pedirle que a través de un canto hiciera posible sacar azúcar de lo más profundo del mar, poder escuchar el silencio de la soledad gimiendo de tristeza y en la madrugada un acordeón se abriera solamente para darle vida a los segundos del recuerdo. Eso es lo que se llama una felicidad perdida, la cual se pasea en dos nubes amarradas a la cola de una cometa.

Fundación Festival de la Leyenda Vallenata reafirmó homenaje a Omar Geles para el año 2025

En la ceremonia de premiación del 57° Festival a de la Leyenda Vallenata cumplida en la plaza Alfonso López, se reafirmó el homenaje para el próximo año al Rey Vallenato y cantautor Omar Antonio Geles Suárez, contando con el acuerdo con su familia.

Al respecto Rodolfo Molina Araújo, presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, manifestó. “Después de tener el visto bueno de su familia y conociendo su extraordinario aporte a la música vallenata que comenzó siendo muy niño, hasta llegar a ser Rey Vallenato y extraordinario compositor, anunciamos que el 58° Festival de la Leyenda Vallenata a realizarse en el año 2025, será en homenaje a Omar Antonio Geles Suárez”.

Por su parte el alcalde Ernesto Orozco, aplaudió la iniciativa y se unió a esta decisión de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, para continuar dándole mayor fuerza al folclor vallenato y exaltar la vida y obra musical de Omar Geles, quien a través del acordeón y sus canciones logró traspasar fronteras.

De igual manera, al hacerse entrega de más de 450 millones de pesos a los ganadores de los distintos concursos y dándoles el agradecimiento a los autoridades, patrocinadores, concursantes y al pueblo vallenato, el presidente del certamen Rodolfo Molina Araújo, anotó. “Este año se tuvo la mayor cantidad de concursantes provenientes de 17 departamentos y cinco países. También dentro de la oferta cultural se congregaron 150 mil personas en los distintos escenarios de concursos y espectáculos musicales. (110 mil gratuitamente y 40 mil, ofertando algún monto económico para los espectáculos musicales promovidos por nuestra entidad en el Parque de la Leyenda Vallenata Consuelo Araujonoguera”.

Seguidamente aseveró. “Cabe anotar que la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en el campo de su responsabilidad social, contribuye desde hace varios años con las Damas Grises, quienes cobran una módica suma de dinero a la entrada de dos escenarios, como son La Feria Ganadera y el Centro Recreacional La Pedregosa. Además, para la organización y desarrollo del Festival de la Leyenda Vallenata se crearon 700 empleos temporales. Con el favor de Dios y de la Virgen del Rosario, el otro año estaremos presentes en este certamen, que cada día crece y contribuye a la alegría, la paz y la prosperidad de este bello territorio vallenato”.

Agradecimiento de Iván Villazón

El cierre musical de la ceremonia de premiación estuvo a cargo del cantante Iván Villazón, ‘La Voz Tenor del Vallenato, homenajeado del 57° Festival de la Leyenda Vallenata, quien se entregó y contribuyó con su presencia al éxito del evento.

“Para mí este homenaje me fortaleció y supe del cariño de todos que en cada escenario me lo hicieron saber. Las palabras se quedan cortas por la dimensión del certamen que la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata ha sabido sacar adelante. Me voy con el corazón henchido de alegría y seguiré llevando el mensaje de nuestra querida música vallenata por todo el mundo. Valió la pena al decidirme ser cantante”, aseveró Iván Villazón.

Desde las 4:00 de la tarde del sábado 27 de abril hasta la madrugada del domingo cinco de mayo de 2024, en Valledupar se vivió de cerca la máxima efervescencia de la música vallenata, donde a través de notas de acordeón, cantos y versos se palpó de cerca ‘Un Mundo Real’ adornado de aquel bello arco iris.

En una pequeña casa nació Diomedes Díaz, el más grande cantor vallenato

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

El domingo 26 de mayo de 1957, hace 67 años, nació Diomedes Díaz Maestre, exactamente en Carrizal, jurisdicción de La Junta, municipio de San Juan del Cesar, La Guajira, y para llegar a este territorio se recorre un camino inhóspito que surcan dos ríos. A su alrededor todo es dominado por animales silvestres, mientras que la brisa se pasea a sus anchas.

El paisaje es acogedor, y todavía está la muestra de aquel lugar donde vino al mundo el artista más grande que ha dado la música vallenata, conocido como ‘El cantor campesino’. Las medidas del vetusto rancho que acusa el paso de los años son de cuatro metros de ancho, por seis de largo; y aún se conservan los estantes, el techo de zinc y el piso agrietado.

En esa dimensión se encierra el tesoro que en aquel tiempo tuvo la pareja conformada por Rafael María Díaz Cataño y Elvira Antonia Maestre Hinojosa, quienes se abrieron paso con trabajo y dedicación, esperando que la vida les sonriera con su carga de 10 hijos, cinco hombres y cinco mujeres.

A pesar de que la estrella del futuro no alumbraba lo suficiente para Diomedes Díaz, con el paso de los años el joven pueblerino brilló con luz propia, y se convirtió en el artista que se impuso contra todos los pronósticos. Cantidad de veces lo vieron nadando contra la corriente, teniendo varias caídas hasta llegar a triunfar como lo relató en una de sus canciones.

En aquellos días llenos de incertidumbre, nadie daba un peso por ‘El chivato’, remoquete que le pusieron porque desafinaba al cantar. En su propio terruño corría el comentario que Diomedes desafinaba más que una campana de barro, pero con esfuerzo, talento natural y dedicación, les ganó a los jueces del canto vallenato.

Precisamente en La Junta, su paisano, Luís Alfredo Sierra, salió en su defensa  señalando que levantara la mano quién no hubiera cometido ni medio error en la vida. “Si aparece lo llevo en hombros de La Junta hasta Roma, y le entrego la medalla del más correcto del mundo. Ese premio se lo lleva lejos, Jesucristo”, remató su comentario.

La historia musical de ‘El Cacique de La Junta’, es ampliamente conocida porque estuvo rodeado de excelentes acordeoneros, sus producciones musicales fueron las de mayor venta, y las canciones de su autoría se convirtieron en clásicos vallenatos, donde la mayoría de veces contó historias de su vida e incontables amores que siempre adornaron su pensamiento.

El primer amor

Precisamente en el recorrido por esa tierra guajira, apareció aquella encantadora mujer que fue la primera aventura de amor de Diomedes Díaz, la misma que entregó sus frutos de manera rápida.

Bertha Rosario Mejía Acosta se mostró dispuesta a contar esa historia. “Estando  sentada en la caseta de Rosario Maestre, en La Junta, con motivo de los carnavales, sin darme cuenta se me acercó Diomedes y me estampó un beso en la espalda. Yo tenía puesta una blusa de canastica, entonces le reclamé, diciéndome que le había provocado porque yo le gustaba”.

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Continuó llamando al recuerdo. “Todo siguió de coqueteo en coqueteo y todo iba en aumento. Cuando vinimos a darnos cuenta estábamos enamorados y emparejados. Con decirle que él no podía ir a mi casa y nos veíamos a escondidas porque mi mamá, Eugenia María Acosta, no lo aceptaba, porque era un pelao parrandero y no le veía ningún futuro”.

Esos amores juveniles los destacó de la siguiente manera. “Fueron amores verdaderos con esa inocencia de antes, y que se hicieron más fuertes porque eran prohibidos. De esa unión nació Rosa Elvira, exactamente cuando el muchacho ‘Medes’, como yo lo llamaba, tenía 17 años, tres meses y 12 días de edad”. Hizo la cuenta precisa.

Bertha Rosario se siguió desahogando con su historia de amor. “La noticia del embarazo se la dije estando acostada en una hamaca. Él se alegró mucho porque vendría al mundo el producto de un bello amor que duró cinco años, se fortaleció con bellos cantos, naciendo de un beso que floreció en medio de las dificultades”.

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Al final contó que su paso por la vida del artista, además de premiarla con una hija, le dejó como testamento cientos de añoranzas que se escapan de su nido cuando escucha las canciones, ‘Cariñito de mi vida’ y ‘El aguinaldo’. Esos cantos nacieron en la época en que ella estaba al lado ‘El Cacique de La Junta’, haciendo posible que sus poemas cantados, se introdujeran por los recovecos de su corazón enamorado. Bonita manera de conquistar a una mujer untada de amor.

Entonces recordó ese canto. “Hoy te traigo de aguinaldo algo de mi corazón. Te traigo el alma de mis amores, sobre del alma unas flores, ay en estas coplas cantadas. El niño Dios que nos pondría, un corazón de alegría, pa’ que nos amemos los dos”…

Calcando los recuerdos

Al regreso, teniendo las historias recogidas en el propio terreno de los acontecimientos, se calcó la radiografía del hombre que supo batirse a canto limpio, hasta ganarse el más grande lugar de honor en la música vallenata. Y lo logró sacando a relucir una célebre frase. “Los que van alante no van lejos, si los de atrás se apuran”…

La casita donde nació Diomedes Díaz todavía está en pie, esa que fue testigo de la niñez de ese muchacho que tuvo la virtud de cantarle a diversos hechos, haciendo énfasis en su papá Rafael María Díaz. “Ese que con su sudor, me dio el tamaño que tengo, y el hijo le salió bueno”. Así era ‘El Cacique de La Junta’, como lo nombró Rafael Orozco, quien le grabó en el año 1975 la canción ‘Cariñito de mi vida’.

En ese pequeño pueblo floreció el amor que estaba sembrado en el centro de dos corazones, provocando cantar. “No pierdas más tiempo cariñito, piensa que te quiero y nada más, y de los amores el más bonito, será el que nosotros vamos a crear”…