Biografía Artística Compositor Darío López Ecker

Darío López Ecker nació en Mahates, Bolívar, el 25 de enero de 1969. Es hijo de Reinaldo López y Doris Ecker, quienes se radicaron en la ciudad de Cartagena en 1978, donde Darío ha vivido por más de 42 años, ciudad en la que creció y formó su hogar junto a su esposa Carmen Vanegas.

En su faceta como compositor, Darío López se define como un amante profundo de la música y de todas las expresiones que encierra el folclor vallenato, destacando especialmente su riqueza literaria.

Desde los doce años comenzó a sentir una fuerte inclinación por el vallenato. Su primera composición nace en 1992, motivada por la muerte del inolvidable Rafael Orozco. Esta canción titulada “Mujer del Alma” permaneció guardada por muchos años. Posteriormente escribió algunas letras más sin darlas a conocer, hasta que, motivado por su agrupación Mundo Vallenato, de la cual es director, retoma con fuerza la musa de la composición.

Su segunda obra fue “El Letrón”, y la primera en ser grabada fue “Mujer del Alma”, interpretada por Jhonny Villalba. Luego vendrían canciones como “Cartagena Linda”, grabada por Jair Díaz; “Otro Querer”, en la voz de Rubén Darío Peña; “La Mujer de Mis Sueños”, interpretada por Atilio Valencia; y nuevamente “Cartagena Linda”, esta vez en la voz de Carlos Malo.

A finales de 2019, durante un viaje a España, Darío López continuó componiendo y de allí nacieron canciones como “Tributo a los Juglares” y “Ayúdame Señor”, ambas interpretadas al estilo de Rafael Orozco por el cantante Diego Luis Lara, además de “Tu Cumpleaños”, interpretada por Beto González.

En el año 2020 se consolida como compositor con importantes grabaciones como “La Finca” y “Mi Valle Querido”, esta última en homenaje a Valledupar y a su natal Mahates, ambas interpretadas por Edilson Brito. También se destacan “La Tractocamión”, “Mil Bendiciones” y “El Perro”, grabadas por Horacio “El Chacho” Mora; “Yo Soy el Rey”, dedicada al Rey Vallenato Manuel Vega, interpretada por Albeiro “El Coty” Avendaño; “Mi Aspirina”, por Chucho Hernández; “El Dueño Tuyo”, en la voz de Alejandro Manga; y “Hija” y “Mujer del Alma”, interpretadas por Gaby Luna.

Durante el 2021 amplía su repertorio con canciones como “Colombiano”, grabada por Chucho Hernández; “Arbolito de Navidad”, en la voz de Diego Luis Lara; y “Muchacho Bueno”, homenaje a un gran amigo, interpretada por Ricky Vega.

En 2022, en el marco del Carnaval, le graban “El Congo del Carnaval”, interpretada por Ricky Vega. Ese mismo año logra gran impacto en redes sociales con “Infarto de Amor” y “Cuidao con la Candela”, ambas interpretadas por Chucho Hernández. También se suman obras como “La Guapachosa” (Fredis Delgado), “Madre Querida” (Jadid Miranda), “Mis Sobrinos” (Fernando Sosa), “Hombre Provinciano” (Carlos & Guido Malo – El Dúo Sensacional), “La Otra Mitad de Mí” (Gaby Luna), “Mi Cantinita” (Horacio “El Chacho” Mora) y “Mi Salvador”, interpretada y ejecutada en acordeón por Leonardo Martínez. Cierra el año con “El Flojo”, canción alegre y jocosa grabada por Chucho Hernández.

En 2023 continúan naciendo nuevas obras como “Quiero Enamorarme” (Eufredo López), un homenaje al maestro Adolfo Pacheco grabado por El Dúo Sensacional, “Labios Rojos”, dedicada a las madres e interpretada por Alejandro Manga, y “Eres Tú”, un paseo romántico en la voz de Manuel Mañe Bustillo.

Su versatilidad queda demostrada con canciones de contenido social y político como “Señor Político”, interpretada por Rodolfo Carrasco, y en el aire del son vallenato con “Un Acordeón”, grabada por Octavio Daza Jr.

Para celebraciones especiales compone “Vamos a Celebrar”, interpretada por Carlos & Guido Malo, con más de 10.000 reproducciones en YouTube. Entre sus obras más recientes de 2023 figuran “Le Rayaron el Carro” (Chucho Hernández), “En Manos de una Partera” (Carmelo Capy Rey), “Arbolito de Navidad” versión parrandera (Jaime Muñoz), “Se la Canto” (Rubén Darío Peña), “Cartagena Linda” versión caribeña (El Dúo Sensacional) y “La Hamaca Morroana”.

En el plano académico, Darío López es Administrador Público, egresado de la Universidad ESAP, logro que combina con su pasión por la composición vallenata. En noviembre de 2023 recibió reconocimiento por producción musical en los Premios de la Música Colombiana, celebrados en Barranquilla.

El 2024 inicia con el lanzamiento de “Qué Pasaría”, interpretada por Alejandro Manga. En marzo participa en el proyecto Voces Femeninas del Folclor Internacional con la canción “No Vuelvo Más”, interpretada por Karito Domínguez. En junio presenta “Mi Viejo Querido”, dedicada a los padres, en estilo música popular, interpretada por Carlos Muñoz.

En agosto de 2024, Jey Zuleta graba “La Reina de Mi Reino”, logrando gran aceptación. Ese mismo mes, El Dúo Sensacional lanza “Dos Corazones” y “La Mamá de Uno”, con amplia receptividad en plataformas digitales. En septiembre se estrena “A Bailar Sabroso”, interpretada por José Madrid y su Banda Show.

Durante el cierre de 2024 se destacan canciones como “Las Canas” (Kikey Díaz), “La Chismosa” (Chucho Hernández), “Navidad y Carnaval” (Capy Rey), “Las Gaviotas” (Chucho Hernández), homenaje a su barrio en Cartagena, y “La Intensa”, interpretada por Carlos Narváez.

En 2025 continúa su prolífica producción con “Que No Se Acabe el Amor” y “Mi Virgen del Carmen”, ambas interpretadas por Kikey Díaz. Álvaro Lacera “El Diomedazo” le graba “El Más Grande”, homenaje a Diomedes Díaz. Blaidys Castillo interpreta “Prueba Superada”; Fredy Osuna y Los Hijos de Urabá graban “La Tóxica”; y Folclor Karibe interpreta “Mucha Vaina Buena”.

Uno de sus grandes sueños se cumple en 2025 cuando el maestro Marcos Díaz graba su canción “No Valoraste Mi Amor”, un paseo romántico que alcanza más de 177.000 reproducciones en YouTube.

También se lanzan “Arbolito de Navidad” (nueva versión) por Horacio “El Chacho” Mora, “Castillo de Ilusiones” por Kikey Díaz, y dentro del proyecto Voces Femeninas del Folclor Internacional Vol. 4, Yisell “La Voz Rosa” interpreta “Todo Me Toca a Mí”.

Finalizando el 2025 se presenta “La Farandulera”, interpretada por Jader Durán y Los del Sabor.

Este ha sido el recorrido artístico del compositor Darío López Ecker, un creador incansable que, con disciplina, amor y respeto por el folclor vallenato, continúa dejando huella en la música colombiana.

A continuación compartimos con ustedes sus obras musicales plasmadas a través de estos hermosos videos:

«Mujer, Tú Eres Vallenato»: cuando la voz femenina despierta el folclor

«Es una expresión bonita cuando canta una mujer»: Alberto «Beto» Murgas (acordeonista y compositor vallenato).

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado

“Mujer, tú eres Vallenato” es más que el título de un merengue: es una declaración luminosa nacida de la pluma sensible del hombre de leyes y compositor Ignacio Cantillo Vázquez, quien con visión y alma Caribe levanta un canto necesario, un espejo donde el folclor se mira y reconoce lo que siempre ha sido verdad. En las voces de Ule Rumbo, angelical y serena como un susurro del alba, e Ivo Díaz, poderoso y original como un viento que baja de la Sierra con la fuerza de la naturaleza, la obra encuentra su equilibrio perfecto. Y sobre ellos, como un vuelo de mariposa que sabe ser tormenta, el acordeón magistral del Rey de Reyes Almes Granados, fiel alumno de los juglares de antaño, le da el brillo majestuoso que solo la maestría auténtica puede ofrecer, hilando notas con la sabiduría de quien conversa con el pasado.

La canción desmonta con firmeza los viejos prejuicios que algunos todavía predican, esa idea gastada de que “pa’ cantar vallenato no ha nacido la mujer”. Cantillo no responde con rabia, sino con verdad: ¿Cómo negar voz a quien ha sido la inspiración de las más hermosas canciones que posee nuestro folclor? Desde tiempos remotos, la mujer ha sido la chispa que enciende al compositor, el silencio donde germina la melodía, la razón íntima del verso que busca refugio en el papel. Tiene todo el derecho y la herencia del alma, de cantar con su voz sonora, de expresar un amor grande, de bordar su historia en el pentagrama sentimental de la música vallenata.

Este merengue alegre celebra esa verdad innegable: cuando la mujer canta, se percibe una ternura distinta, una dulzura que no es debilidad sino revelación. Ese toque femenino que embellece el verso no adorna: transforma. El hombre que escucha esa mezcla de suavidad y embrujo corre el riesgo, bendito riesgo de enloquecer con su encanto. Cada palabra, en sus labios, se convierte en aroma, en brisa, en destello.

La canción también atraviesa otro territorio: el del acordeón, instrumento que por años fue considerado bastión exclusivo del “macho”. A quienes aún dicen que ninguna mujer puede quitarle jerarquía a un hombre tocando un fuelle, la canción les responde con la misma claridad con que canta un gallo al amanecer: no han visto a la nueva generación de acordeonistas. Mujeres que dominan el instrumento con la misma fuerza, técnica y sentimiento que cualquier rey de un festival, mujeres que tocan para competir, y para existir con verdad.

Por eso el tema invoca el nombre luminoso de la juglaresa Rita Fernández Padilla, una mujer que encarna el prototipo de los músicos completos (canta, compone e interpreta acordeón, guitarra y piano), una soñadora de tierras samarias que llegó a Valledupar a iluminar caminos. Su ejemplo abrió puertas, inspiró a muchas y dejó claro que el vallenato no crece cerrando espacios, sino abriendo todas sus orillas.

Porque en cualquier escenario, ellas se hacen sentir: tienen madera, tienen raíz, tienen tumbao. Con ese ritmo costeño que contagia y esa sensibilidad que vibra, hacen brotar canciones nuevas “como flores en abril”, llenas de vida y destino.

“Mujer, tú eres Vallenato” no es solo un homenaje: es un manifiesto poético y un acto de justicia. Afirma lo que la historia ya sabe: que la mujer no es solo musa, sino voz; no solo inspiración, sino creadora; no solo paisaje amado, sino faro y fundamento del folclor. Porque cada vez que una mujer canta o hace vibrar un acordeón, el vallenato no pierde su esencia: se engrandece, se vuelve más humano, más Caribe, más verdadero.

Cariñosamente,
Ramiro Elías Álvarez Mercado

«Bodas de Oro”:el bolero donde el amor se hace tiempo.

«Poder sintetizar en las cinco o seis líneas de un bolero todo lo que el bolero encierra es una verdadera proeza literaria»: Gabriel García Márquez (escritor colombiano).

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado

Hay canciones que no nacen de la imaginación, sino del alma que recuerda. “Bodas de Oro”, del cantautor Hochiminh Vanegas Bermúdez, no es un simple bolero: es una plegaria al amor perseverante, una ofrenda a la memoria viva de dos corazones que se negaron a rendirse ante el desgaste del tiempo.

Su historia germina en una reunión familiar cualquiera, en una conversación que se eleva por encima del ruido cotidiano. Una amiga menciona que sus padres celebrarán sus Bodas de Oro «cincuenta años de unión» y el asombro invade el aire como una epifanía. En un mundo donde los amores se disuelven con la prisa digital, donde el compromiso parece una reliquia, esa pareja convertida en historia real irradia la belleza de lo que permanece.

Vanegas Bermúdez, hijo de una madre que supo criar sola entre batallas y silencios, encuentra en ese relato un espejo luminoso y doloroso a la vez. La historia de quienes se amaron contra todos los pronósticos, que fueron rechazados, que huyeron a la ciudad con más sueños que certezas y con más fe que recursos, se convierte en la semilla de su canción. En ese amor fugitivo, Hochiminh reconoce la dignidad de los que fundan hogar desde la carencia, de los que edifican esperanza sobre la ternura.

Aunque su esencia artística proviene del universo vallenato, Hochiminh Vanegas Bermúdez aterriza con maestría en el territorio del bolero, buscando un tono más íntimo y romántico que le permitiera a la letra respirar con la cadencia del sentimiento. En ese tránsito musical, el artista no abandona sus raíces, sino que las transforma: el acordeón se silencia para darle paso a la guitarra, que asume el papel protagónico como instrumento principal y de acompañamiento, tejiendo con sus cuerdas la nostalgia de cada verso. A su alrededor, una delicada combinación de percusión, bongó, maracas y güiros, acompasa el ritmo de la memoria, mientras el piano y el bajo aportan la hondura emocional que envuelve la melodía en un halo de eternidad. Todo el conjunto sonoro se convierte en un lenguaje de emociones donde cada nota parece latir con la historia que se canta.

Así nace este bolero: en el cruce entre la nostalgia y el homenaje, entre la carencia y la plenitud. “Hicimos hogar como linda tacita de plata”, canta, y esa metáfora resume medio siglo de trabajo y paciencia, de amor que pule su brillo con los años. No hay artificio, solo la poesía de lo cotidiano: la casa que se levanta, los hijos que crecen, las tormentas que pasan sin romper el vínculo, el amor que envejece sin marchitarse.

El bolero, género inmortal del romanticismo latinoamericano, vuelve a ser aquí lo que siempre fue: una confesión hecha melodía, una ceremonia donde la palabra se abraza con la música para resistir el olvido. Hochiminh le devuelve al bolero su poder más puro: el de recordarnos que amar no es un instante, sino una constancia; no es promesa, sino persistencia.

“Bodas de Oro” no solo celebra una pareja: celebra una ética. La del compromiso que florece en la adversidad, la del amor que se asienta no sobre la pasión fugaz, sino sobre la construcción paciente del nosotros. Ese amor que no depende del “qué dirán”, sino de la voluntad diaria de permanecer.

En su interpretación, el bolero se convierte en un ritual íntimo, en una bendición compartida. Las guitarras son las voces del tiempo, y la melodía, un abrazo a los que aún creen que el amor verdadero es el único lujo que no se compra ni se copia.

Que esta canción sirva, como desea su autor, de inspiración para los jóvenes y las parejas del siglo veloz. Que nos recuerde que el amor no se mide en años, sino en cicatrices superadas juntos; que la tecnología podrá acelerar la vida, pero nunca reemplazará el milagro de dos almas que se acompañan hasta volverse eternidad.

Porque en un mundo que olvida rápido, “Bodas de Oro” nos invita a recordar lento.
Y en ese recuerdo, el bolero vuelve a ser lo que siempre fue:
la forma más humana del amor hecho música.

Atentamente,
Ramiro Elías Álvarez Mercado.

Porte y Elegancia: Un canto al renacer del amor en clave de sentimiento vallenato

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado.

«Porte y Elegancia», del compositor Edwin Andrés “Mákina” Altamiranda Mercado, es un paseo vallenato que retrata, con profunda sensibilidad, el viaje emocional de un hombre marcado por el dolor de una separación amorosa. La letra, cargada de nostalgia y reflexión, nos sumerge en el duelo sentimental de alguien que, tras perder un amor, creyó cerrado para siempre el capítulo del enamoramiento.

Sin embargo, la vida le tenía reservada una nueva oportunidad: un reencuentro con el amor, esta vez encarnado en una mujer que, con su porte y elegancia, despierta nuevamente su corazón adormecido.

La interpretación vocal del maestro Miguel Herrera le imprime a la canción un carácter auténtico, lleno de matices emocionales.
Su voz, clara y poderosa, transmite con sinceridad el dolor del pasado y la sorpresa de un nuevo amor, logrando conectar profundamente con quien la escucha.

En cuanto a la melodía y los arreglos, el acordeón a cargo de Eneison Salas juega un papel protagónico en la narrativa musical. Desde los primeros compases, el instrumento de pitos y bajos se convierte en el hilo conductor de la historia: inicia con un lamento melódico que evoca el desconsuelo del protagonista. Al principio, el acordeón llora. Casi se arrastra, como quien aún no encuentra consuelo. Pero, poco a poco, se eleva, se transforma, florece. Y en ese florecer, con notas delicadas pero firmes, dibuja el rostro de esa nueva mujer, que no solo enamora por su belleza, sino por su porte y elegancia, por su manera de llegar sin buscar protagonismo y quedarse sin pedir permiso.

Conforme avanza la canción, los arreglos se tornan más cálidos y esperanzadores, reflejando el resurgir del amor. Los matices en los pases del acordeón, su digitación precisa y emotiva, y la armonización con la caja y la guacharaca logran ese equilibrio perfecto entre tristeza y renacimiento que caracteriza las piezas del vallenato romántico.

«Porte y Elegancia» no es solo una canción de amor; es una declaración de que el corazón, aunque herido, siempre tiene la capacidad de volver a sentir. Una obra que honra la esencia del vallenato narrativo, donde la música y el mensaje se funden para contar historias que todos, de una u otra forma, hemos vivido.

Clara Elena Zuluaga Ramírez, Cantautora, sembradora de esperanza a través de la música

Nacida el 17 de julio de 1952 en El Peñol, departamento de Antioquia, Clara Elena Zuluaga Ramírez es una cantautora, compositora e intérprete colombiana que ha dedicado su vida a transformar corazones a través del arte musical, combinando su sensibilidad espiritual con una profunda vocación social y educativa.

Hija de José María Zuluaga y María Jesús Ramírez, desde muy temprana edad mostró una inclinación natural por la música y la poesía. Durante sus inicios como docente, compartía versos, coplas y canciones con colegas y estudiantes, descubriendo así el poder de la palabra y la melodía como vehículos de conexión humana. Su primer bambuco, titulado “Mi Terruño”, fue la semilla de una carrera artística llena de propósito.

A lo largo de los años, ha interpretado e integrado ritmos como pasillos, bambucos, baladas, cumbias, zambas, porros y música latinoamericana, desarrollando su talento de manera empírica con instrumentos como la guitarra, el tiple, la flauta, el piano y el charango. Aunque no tuvo acceso a una formación académica formal continua, su experiencia y sensibilidad han sido escuela suficiente para forjar una propuesta auténtica y conmovedora.

Una de sus composiciones más impactantes es “La Morenita”, inspirada en la Virgen de Guadalupe tras un viaje espiritual a México. Esta canción marcó un punto clave en su vida artística, al descubrir con certeza que su don para componer era un regalo de Dios. La figura mariana se convirtió en su guía, inspiración y símbolo de entrega, amor y fe.

Clara Elena se inspira en el dolor del mundo actual para llevar un mensaje de paz, alegría, perdón y sanación, rescatando los valores éticos y espirituales perdidos en medio del caos moderno. Desde esa misión nace su proyecto “Salvando vidas a través de la música”, una iniciativa que ha recorrido escenarios religiosos, comunales, culturales y redes sociales, buscando impactar al joven, al adulto y al adulto mayor, usando el arte como herramienta de transformación.

Para ella, el arte musical es esencial en los tiempos modernos, pues libera, refresca el alma y actúa como catalizador de enfermedades emocionales y físicas. Apoya procesos de sanación a través de la musicoterapia, útil para manejar el estrés, la ansiedad y la depresión, males comunes que afectan silenciosamente a millones. Clara insiste en que el arte puede ser medicina para el alma cuando nace desde el corazón.

También hace un llamado urgente a formar a las nuevas generaciones en el buen uso de la tecnología, sin perder la esencia intelectual y humanística, pilar necesario para construir un mundo más sensible, con raíces en la música, la cultura y la fe.

Reflexión final

“La mayor satisfacción en este recorrido musical es poder decir que todas estas experiencias vividas tienen una razón de ser: buscar el camino de la santidad en acciones sencillas.
Es un camino hacia el encuentro con Jesucristo, donde se puede vivir con alegría, aun en medio de las adversidades que son el pan de cada día.
Dios ha hecho en mí esta elección: ser testigo de su amor para anunciar el Reino de Dios, llevando un mensaje de amor y paz.
Como decía la Madre Teresa de Calcuta:
‘Si cada uno llevara la paz en el corazón, este mundo sería un paraíso’.
Todo para la gloria de Dios.
Porque es en el diario vivir y en lo que hagas con tus carismas y talentos, donde Dios se manifiesta al hombre para mostrarle su amor y su misericordia.”
(Romanos 15, 13 y siguientes)

Clara Elena Zuluaga Ramírez es más que una cantautora: es una mujer de fe, una artista del alma y una voz de consuelo en tiempos que claman por esperanza.

Redacción: Lcda. Belinda Olano Barrera

Los invitamos a disfrutar las canciones de Clara Elena Zuluaga Ramírez en su canal de Youtube:

https://youtube.com/playlistlist=PLwggN10w0BEhnquTlUrdg29fDc05Nx1WW&si=O0rh5dMEPCHQ4ZUW