José Luis Martínez Barraza: un compositor que hace parte de la nueva camada de la música vallenata.

«La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido»: Leonard Bernstein, compositor, pianista y director de orquesta estadounidense.

Por Ramiro Elías Álvarez Mercado .

Las palabras pueden convertirse en una inyección de energía, ganas y motivación, sobretodo para las personas que emprenden un nuevo reto o una nueva actividad en la vida.
Una dosis extra de motivación siempre es bienvenida, y para muchos de nosotros (músicos y no músicos) un consejo o una frase puede suponer un gran empujón para perseguir una nueva perspectiva.

Precisamente en el arte musical hay algunos talentos en distintas áreas que por timidez o un poco de miedo no salen a flote y se quedan en el anonimato. En cambio hay otros que motivados por personas cercanas sí lo hacen, como le pasó a José Luis Martínez Barraza, un joven compositor que hace parte de la nueva camada de la música vallenata. Quien le abrió los ojos a este mundo terrenal el martes 29 de abril del año 1980 en una radiante mañana, rodeado de los efluvios de la naturaleza, el olor al café recién colado y de la leche recién ordeñada, en el corregimiento de Bálsamo, municipio de Concordia ubicado en la zona noroccidental del departamento del Magdalena, en la Costa norte colombiana.

Quehaceres como la ganadería, agricultura y la pesca en pequeña escala hacen parte de las actividades económicas que se desarrollan en este exótico paraje. Nació en el hogar conformado por el señor José de Los Santos Martínez Isaza y la señora Arelis de Jesús Barraza Moya. Ambos dedicados a la labor de administrar fincas cuyas actividades principales eran los cultivos de yuca, maíz, arroz, millo y todo lo relacionado con la crianza y levante de ganado, cerdos, chivos, aves de corral y la producción de queso; fruto de ese esfuerzo, trabajo y dedicación luego pudieron adquirir su propia tierra y seguir con esta actividad ahora en su propiedad a la que denominaron como «Finca Canario». Es el hijo mayor de una familia de tres complementada por sus hermanas Carmen Luz y Fanny María.

Su influencia en la composición la hereda de su progenitor, quien construía versos con situaciones que le sucedían en su entorno ya fueran de tipo jocoso, amoroso o producto de su imaginación, su abuelo paterno José Martínez De Aguas conocido como «Joselo»también era un destacado decimero de la región. Al no tener hermanos varones tuvo una estrecha cercanía con sus primos y es precisamente cuando uno de los menores quien no tenía una buena dicción en la pronunciación de su nombre termina por llamarlo como «Blite», apodo que se convirtió en un complemento de su identidad.

Sus estudios primarios los realizó en la Escuela Rural Mixta de Bálsamo en su adorado terruño, en donde vivió al cuidado de su abuela materna Fanny Moya Palacín unos tres años y el resto del tiempo hasta que terminó sus estudios de básica primaria estuvo con su abuela paterna Baudilia Isaza; lo que quiere decir que ambas hicieron parte de su crianza en sus primeros años de vida. En la escuela se mostró como un alumno aplicado y sobresaliente, pero sobre todo inquieto en cuestiones musicales, tarareaba las canciones vallenatas de moda y se las aprendía con los famosos cancioneros de la época en donde venían las letras de los temas, preocupándose siempre por saber quienes eran los autores, cantantes y acordeonistas de esas obras musicales que lo seducían y a su escasa edad ya despertaban en él distintas emociones. Ese entorno natural y paradisíaco en donde José Luis se levantó fue fundamental para el desarrollo de su imaginación, dado que su terruño quedaba al lado de una corriente de agua fresca y cristalina llamada «Quebrada el Mundo»: un brazo que se desprende de la imponente y majestuosa Ciénaga de Zapayán hábitat de mucha flora y fauna exótica que mantiene vivo el ecosistema de la región. Sin lugar a dudas esos paisajes y tiempos vividos contribuyeron posteriormente en el desarrollo de las temáticas de sus canciones.

A la edad de 11 años se traslada a la «Puerta de Oro de Colombia», la ciudad de Barranquilla, con la finalidad de realizar sus estudios secundarios, donde se gradúa de bachiller en el Colegio Liceo Moderno del Norte.

Al llegar a la capital del Atlántico tiene contacto directo con otras expresiones musicales y culturales desconocidas para él como: la salsa, la champeta, el carnaval, la danza del garabato y aunque ese colorido festín embruajador le gustó, nunca dejó de lado el amor por la música vallenata que escuchaba de niño; por el contrario, más se acrecentó en su ser. En el colegio siempre se destacó en las actos cívicos y centros literarios donde animado por sus compañeros de curso y su profesor de Español y Literatura, y director de curso en el grado once, Eduardo Pulido le pedían que escribiera algo alusivo a las actividades festivas del colegio, a lo que Martínez siempre estuvo dispuesto pero por lo general eran coplas y versos sin melodías, luego ya un día compuso lo que sería su primera canción vallenata y fue para la despedida de su segunda etapa estudiantil: el bachillerato pero lamentablemente olvidó la música y letra de esa improvisada canción y no quedó ningún registro de la misma.

A partir de ahí se toma más en serio la composición y empieza a hilvanar versos y melodías aquí y allá dándole forma a su estilo.
Entra a la Universidad del Atlántico y se gradúa de ingeniero industrial y luego empieza a ejercer su profesión pero sin dejar de lado su pasión por la música vallenata.
Entre los años 1997 y 2005 tiene una etapa fructífera en la creación de canciones y compuso varios temas, hasta que su amigo «Pochy» Colón se interesa en uno de ellos y le graba en 2006 el canto titulado «Tonto Corazón» al lado del acordeonista Ángel Barrios, un año después, Silvio Brito Jr. Y Yeifer Amaya le graban el sencillo titulado «Sigue esquivo el amor».
Lo anterior sirvió de preámbulo para que nuevamente Silvio Brito Jr. Y su padre el gran Silvio Brito Medina le interpretaran a duo un tema titulado «Contante y Sonante» en el trabajo discográfico que llamaron «Una Nueva Generación» con el acompañamiento en el acordeón de Juan Francisco Pérez.

Martínez Barraza siempre le ha tenido una gran admiración a los compositores que se han caracterizado por tener un estilo lirico, poético y romántico en la música vallenata, pero dice tener a Rafael Enrique Manjarrés Mendoza, Iván Ovalle Poveda y José Alfonso «Chiche» Maestre como sus referentes en la composición de la música de Francisco el hombre.
Con el paso de los años siguió creando canciones fue abonando y cultivando más la lírica de sus temas.

Tiene una unión marital con Dayana de La Cruz musa inspiradora de varios de sus cantos como: ‘El amor se hizo vallenato’, ‘Como simple marioneta’, ‘Ellas no tienen culpa’, ‘Esa eres tú’, ‘La florecita’, ‘Perfume de primavera’, inspiraciones con las que demuestra el amor que le tiene a la mujer que eligió para caminar agarrados de la mano el sendero de su vida, fruto de ese amor llegó al mundo su primogénita Nathalia Martínez de La Cruz, una princesita que vino a llenar su hogar de más alegría y que inspiró en «Blite» una de sus más tiernas canciones titulada ‘Tesorito de mi vida’, porque no hay ningún elemento en el mundo que despierte más belleza y le de sentido a nuestras vidas que la ternura suministrada por los hijos, es la expresión más serena, bella y firme del amor.

Haber nacido un pueblo es algo inspirador y reconfortante porque en él vivimos una gran sensación de bienestar, pero muchas veces las labores cotidianas ejercidas en las grandes ciudades nos aleja de ese terruño amado y no podemos visitarlo con frecuencia, pero siempre está presente en el recuerdo y lo llevamos en un rinconcito del corazón y es precisamente esta nostalgia lo que llevó al cantor de Bálsamo a componer un sentido canto para su terruño querido y nos muestra una faceta como cantautor donde interpreta un paseo titulado ‘Unos versos pendientes’.

El haberse radicado en Barranquilla y ser influenciado por otros géneros musicales le sirvió para componer una champeta titulada ‘En el oscurito’ interpretada por Dj Demoledor y Zonek El Magnate con la guitarra de José Páez.
José Luis Martínez Barraza » Blite» poco a poco se ha ido dando a conocer en este competido mundo vallenato, porque es un compositor que acude a la música buscando contener sentimientos que a veces lo abruman y otras veces lo enamoran y es precisamente en ella donde se refugia y encuentra el lugar apropiado para dar rienda suelta a su imaginación de donde le brota la inspiración que luego plasma en letras y melodías llenas de sentimientos, porque se describe como «un sentimental empedernido» .

Su cancionero musical ya cuenta con casi el centenar de obras de las cuales 34 han llegado a la grabación que las pueden escuchar por medio de su canal de Youtube: «Blite Martínez».

Andrés Landero: el Rey de la Cumbia

«El canto es una ceremonia de amor del artista para el público»: Mercedes Sosa (cantaora de música folclórica argentina ).

Por : Ramiro Elías Álvarez Mercado

Las aves son animales que transforman la naturaleza, ya sea a través de su canto o por medio de su belleza. Observarlos también nos proporciona una admiración infinita.

El trinar de los pájaros es algo tan mágico y maravilloso que hasta nos levanta el ánimo, y es que no hay nada mejor que levantarse temprano escuchando el canto de las aves en libertad.
Los seres humanos a través de la historia hemos querido imitar algunas de las facultades que poseen las aves como volar y cantar, pero si hay alguien que supo entender el canto de los pájaros en la magnificencia y espesura de la montaña, y lo hizo parte de su estilo musical, fue el maestro Andrés Gregorio Guerra Landero. Quien llegó a este mundo el miércoles 4 de febrero del año 1931 en San Jacinto, Bolívar, un pueblo anclado en los Montes de María en el Caribe colombiano.

Sus padres fueron Isaías Guerra y Rosalba Landero, él era natural de Rincón Hondo, Cesar y fue gaitero de donde viene la vena musical de Landero, ella procedente del Carmen de Bolívar, una tejedora de hamacas labor con la que sacó adelante a su hijo; su padre lo abandonó siendo él muy pequeño y aunque en su documento de identidad aparece el apellido Guerra, él siempre se presentó con el de su progenitora y simplemente se dio a conocer ante el mundo como: Andrés Landero.

El canto es un arte fabuloso y súper privilegiado porque en él confluyen muchas expresiones artísticas: música, literatura, teatro y baile y esto fue un factor determinante que influyó en Landero. En su infancia siempre soñó con ser músico. El contacto directo con la naturaleza, los paisajes, riachuelos hicieron que se convirtiera en un gran observador que miraba y reflexionaba con los más mínimos detalles, esa agudeza visual sumado a ese oído musical que fue desarrollando le permitía observar desde los brillantes y vibrantes colores de las mariposas hasta el frondoso y exuberante bosque de su región montemariana, escuchar el trino de los distintos pájaros que turbaban el silencio de ese paisaje natural bellísimo que hacía parte del entorno donde se levantó fue clave para que este naciente artista desarrollara toda esa capacidad musical que le entregó a Colombia y otros países.

Como todo niño y adolescente de esa época aprendió las labores del campo y su formación académica fue escasa.
Internado en la montaña con su padrastro Manuel Dolores Estrada cultivaba yuca, plátano, ñame, maíz, arroz, tabaco en unas jornadas arduas bajo el inclemente sol de la costa Atlántica colombiana, pero que no fueron excusas para que el inquieto Andrés se olvidara de la música, antes por el contrario se animaba más en plasmar con letras y melodías todo su acontecer y por eso con frecuencia ponía un taburete de cuero al sol que al calentarse se templaba y al regreso de sus faenas de trabajo cuando se asomaba el ocaso y para sacarse el cansancio y relajarse un poco con los compañeros jornaleros tocaban gaitas y él con ese asiento de cuero simulaba los sonidos del tambor.

Todo en la vida de Andrés Gregorio ocurrió de manera precoz, tanto es así que antes de cumplir los 17 años decide independizarse, se regresa de la montaña decididamente a encaminarse en construir su cancionero musical que fue guiado por su personalidad férrea, exhibiendo con esmero sus innegables aptitudes artísticas.

Su primer contacto con el acordeón lo tuvo mediante uno que le prestaba su primo Miguel Landero y fue cuando empezó a extraerle las primeras notas a ese instrumento que lo seducía con las canciones de juglares como Francisco «Pacho» Rada Batista y Abel Antonio Villa Villa. Temas como ‘El tigre de la montaña’ y ‘Manuela’ del legendario «Pacho» fueron las primeras que le sirvieron como planas en su aprendizaje.

Como dice el viejo y sabio adagio «al que le van a dar le guardan», en una de esas famosas «corredurías» de los juglares se presentó en su pueblo San Jacinto el maestro al que Landero admiraba: Francisco Rada, a tocar una parranda y como era de esperarse el naciente músico estuvo presente y en uno de esos descansos le pidió prestado el acordeón a «Pacho» e interpretó los «mochitos» de canciones del maestro que había aprendido en el instrumento de su primo Miguel y ahí recibió los aplausos y aceptación del público presente.

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‘Después de enero’, canción que nos recuerda los retos y desafíos de un nuevo año

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

En una tarde cuando el año 2024 daba la bienvenida, el compositor Rosendo Romero Ospino se sentó a contar la historia de otra de sus canciones que tienen ese toque de reflexión y realidad reflejada en el existir de todos.

Ya con sus años que suman 70 de haber sido traído al mundo teniendo como epicentro a Villanueva, La Guajira, su memoria capta ese sentimiento puro del ayer traído a nuestros días, para hacer la suma que nunca acaba porque siempre le salen nuevos números.

De esta manera, el hijo de Escolástico Romero Rivera y Ana Antonia Ospino Campo, ‘La Nuñe’, hizo el análisis retrospectivo de su canción ‘Después de enero’ que hiciera en 1980 y 10 años después fuera grabada por Carlos Malo y Gustavo Maestre, ‘El Dúo Sensacional’.

“Seguimos así siempre en el creer, en espera de un mejor mañana,  tiempos siempre habrá para festejar, para perecer en la nostalgia. El que tiene que cambiar es uno, la vieja manera de pensar, ay la vieja manera de sentir”

Todo comenzó así. “Con mi hermano Israel fuimos a la Sierra Nevada a darle el saludo de año nuevo al maestro Joaquín Amórtegui Valbuena, quien era una persona iluminada. Enseguida nos preguntó qué donde estaba lo nuevo y quedamos sorprendidos. En verdad lo que se nota el primer día del año en su mayoría, son personas amanecidas y borrachas. Esto no tiene nada de nuevo”.

Sin parar siguió dando a conocer su pensamiento al respecto. “Los años han venido pasando y nos reunimos para desearnos felicidad y todo llega cada vez peor. Antes la vida era más tranquila y primaba el respeto. Había menos vicios y maldad. Ahora, todo ha cambiado porque el afán del dinero no le está dejando espacio al amor. Si los años cambiaran la vida, el mundo sería un paraíso”.

Enseguida el maestro Rosendo Romero, hizo énfasis en algo esencial. “El que tiene que cambiar es el ser humano dejando de ser intolerante, insensible y estar conectado al amor  de Dios y a sus semejantes. Esa es la tarea primordial que se tiene que hacer. De esta manera llegará la felicidad que sale desde adentro para afuera”.

Siguiendo con la palabra, entregó una frase salida desde el fondo de su corazón. “Somos unos enfermos emocionales por tanta violencia que hemos vivido. Ya nada nos asombra y esto es alarmante. Muy alarmante”…

Todo lo anterior, es relatado en el contenido de la canción y pone de estampa su propio ejemplo. “El hecho de ver que la vida mía estaba estancada como cuando le atraviesan un palo a la rueda, entonces el primero que tenía que cambiar era yo, antes de dar la fórmula a los demás. Ese año dejé de beber y prometí no hacer canciones de dolor en cambio inspirarme en las cosas bellas de la vida, en una mujer bonita, en las alegrías, en los paisajes y en lo que gira alrededor del folclor vallenato”.

Se regresó a contar en detalle porque dejó de tomar y mujerear. “Me dí cuenta que eso no suma, más bien resta. No se tiene tranquilidad y son ataduras que se deben romper para tener una mejor vida agradable a los ojos de Dios. Empecé por querer a una sola mujer, no tomar y no componer canciones tristes”.

El maestro se mostró contento porque pasados los años los amantes del vallenato han estado entendiendo el mensaje de su canción donde pinta en letras una realidad inocultable para que se tome conciencia de que el cambio debe darse da manera rápida.

En ese sentido recalcó. “Sobre los cantos de reflexión también hice la canción ‘Dos voces’ que me grabó el Binomio de Oro, Rafael Orozco  y mi hermano Israel Romero, donde digo que el mundo es un misterio y la pena y el amor se pueden remediar”.

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‘Mensaje de Navidad’, hermosa historia vallenata que cumple 43 años

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Regresa nuevamente el mes de diciembre con el inolvidable ‘Mensaje de Navidad’ con sus arbolitos, pesebres, luces, regalos y palabras alentadoras. A la par aparecen canciones con esa temática, siendo el compositor Rosendo Romero Ospino el más laureado. “Unos dicen, que buena las navidades, es la época más linda de los años, pero hay otros que no quieren acordarse, de la fiesta de año nuevo y aguinaldo”.

La inspiración le llegó a ‘El poeta de Villanueva’, en el momento preciso, no teniendo ningún escape porque su memoria estaba ocupada con los diversos recuerdos, dando las facilidades para que se convirtiera en canción.

El mencionado tema le marcó su corazón para toda la vida, aprovechando el viento a su favor porque las añoranzas las tenía cerrando y abriendo los ojos, para encontrarse de frente con la fiesta más linda del año donde los tiempos de Dios son perfectos.

Rosendo Romero, es de los pocos compositores que no saca azúcar del fondo del mar, tampoco eleva una cometa sin hilo y menos pesca en río revuelto, sino que se encarga de recrear su pensamiento con la dulzura de la vida, a estar en línea directa con el corazón sensible y fijar su vista en aquel ayer que le respira cerca.

El registro del calendario con su numeración perfecta indica que hace 43 años nació y se grabó la canción ‘Mensaje de Navidad’, la misma  que no ha dejado de sonar en la voz de Diomedes Díaz y el acordeón de Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza.

Así lo señaló el compositor. “Tenía la idea y en base a esta fiesta nació la canción que para esta época suena por todas partes. Es el recuerdo  perenne que nos reúne a todos alrededor de un arbolito y un pesebre”. No había que darle más espacio al silencio para ponerlo a contar el relato que le agrada porque es un especial mensaje cantado.

Al sumar los años se sorprendió. ¿“Dios santo, hace 43 años está sonando la canción?, que compuse en una casa del barrio Los Alpes de Barranquilla, logrando unir la alegría con la tristeza, esa que se siente en esta memorable fecha”.

Siguió meditando al evocar aquellos momentos. Se emociona contando en detalle la historia pegada a su piel que lo convirtió con el paso del tiempo en ‘El cantor de las Navidades’, haciendo posible que todos se identificaran y cantaran esta obra que es un himno en el tiempo de pesebres, villancicos, aguinaldos y de integración familiar.

Más adelante volvió a tomar el rumbo de la charla. “Esta obra me ha concedido un gran reconocimiento. Me siento satisfecho por el cariño que me expresan, más en este tiempo que la canto y la escucho por distintos medios, y ahora en los celulares”.

Exactamente, el seis de diciembre de 1980, la canción ‘Mensaje de Navidad’ comenzó a sonar, siendo motivo de alegrías y nostalgias que se calcan de inmediato en el pensamiento de todos.

El protagonista

De repente hizo un inusitado regreso al comienzo de su relato señalando que el protagonista de esa canción fue su tío Luis Ramón Ospino Campo, quien se quedaba allá en la Serranía del Perijá, lleno de tristeza y acompañado de la soledad. A él le mandó directamente ese mensaje de cariño, que se extendió por el mundo vallenato, siendo el mejor regalo para el alma.

No paró de contar los hechos de esas navidades que vivió al lado de los suyos. “Antes la Navidad era algo sublime y muy esperada. Tenía magia, los niños y niñas eran felices con regalos sencillos, pero cambió el modo de vivir porque el progreso y la tecnología abarcaron todo. Definitivamente, ahora la Navidad es un pretexto comercial y lo espiritual poco pesa”.

La canción ‘Mensaje de Navidad’, le saca lágrimas al maestro  Rosendo Romero al acordarse de las vicisitudes que vivieron sus padres Escolástico Romero Rivera y Ana Antonia Ospino Campo, ‘La Nuñe’, para sacar adelante a su familia. Ahora, en su hogar no se cansa de darle oficio al recuerdo, permear las tristezas, darle un bocado dulce a los dolores y perfumar las alegrías.

Este villanuevero nacido en el barrio El Cafetal, el campesino quien durante 19 años estuvo metido en la Serranía del Perijá, todo lo sustenta al entregar un mensaje sincero, agradable, espiritual y lleno de nostalgia con visos de alegría.

Enseguida narró una anécdota alrededor de la canción. “Una joven religiosa se me acercó en la calle para decirme que Jesucristo era quien se había quedado solo en los cerros. Esa apreciación me gustó, pero la anécdota del que se quedó allá es completamente distinta, pero esa conclusión es válida porque Jesucristo murió en un cerro y resucitó en otra parte”.

En el recorrido por su historia musical Rosendo Romero, homenajeado en el Festival de la Leyenda Vallenata del año 2021, meditaba y de inmediato anotaba. “La canción mía es ‘Mensaje de Navidad’, por la temática del nacimiento de Jesús y por todo lo que ha significado en mi vida”. Sin detenerse seguía exponiendo detalles y al indagarle con cuál frase se quedaba, en vez de una escogió tres.

1.- “El tiempo que se fue no vale nada. Que mueran los recuerdos que nos duelen”.

2.- “Si la gente usa oro y nada más, preocupada por el lujo y la apariencia, olvidando el dinero celestial que se gana compartiendo con nobleza”.

3.-”Y el que llora y sufre las penas, que se olvide del año viejo, si tiene un corazón sincero verá en el firmamento las estrellas”.

Al momento de la despedida y cuando se había traspasado la barrera de la terraza de su casa en el barrio El Cerrito de Valledupar, el maestro Rosendo Romero, hizo una petición. “Por favor periodista, no me vaya a hacer llorar con la crónica”.

Difícil, porque las lágrimas han sido desahogo de las tristezas, las muestras de las emociones, y más en este tiempo señalado por el silencio de los adioses que hacen parte de las eternas navidades. Ay, Diomedes. Ay, ‘Colacho’…

Biografía Artística Jhonny Encina (Compositor)

Johnny Encina Meza, nace un 10 de abril del año 1967 en Momil, Departamento de Córdoba, Colombia en el hogar conformado por sus padres Pedro Encina y Ramona Meza entre sus recuerdos de la niñez vienen a su mente momentos en su tierra natal cuando cantaba y declamaba poesías con apenas 5 años y a los 10 años ya estaba haciendo los primeros pininos para componer y es cuando su corazón es flechado por una linda niña , la más bonita del pueblo, enamorándose perdidamente de ella y siendo el motivo de su inspiración para hacerle una canción de cuatro versos, la cual cantaba a todo pulmón en el parque a capela sin saber ella que era el motivo de su inspiración. Reflejándose más adelante en uno de sus temas Momil y recreando ese suceso

A los 11 años su familia se radica en Sincelejo.Su herencia musical viene de su padre que le gustaba cantar y de su tío Toño que era decimero considerado el mejor del pueblo.

Johnny Encina es considerado hijo adoptivo de Sincelejo, como compositor sus canciones nacen de las vivencias, las historias o algo que se pueda contar, nunca ha compuesto por encargo, solo lo que nace de su corazón. En su apreciación siente que todas las canciones Dios las coloca en el aire y a unos pocos les da el talento de recogerlas con las manos teniendo la virtud y la oportunidad de atrapar muchas, algunas conservándolas y otras soltándolas para que algún día lleguen a otra persona.
«Dios coloca canciones pero muy pocos pueden tener el don de atraparlas y hacer las suyas».

En su faceta como compositor tiene un total de 80 canciones aun cuando hubo un periodo de su vida que dejó de componer casi 20 años alejado de este hermoso arte porque no había un estímulo para el compositor entonces solo componía para él cuando tenía el corazón inquieto.
Cuando se casó su corazón encontró tranquilidad y también sus canciones para componer según Jhonny Encina, se debe tener el corazón inquieto.

Entre su más recientes obras, ha retomado las composiciones más por gusto y placer que por motivos comerciales o como forma de vivir de la música dándole más tranquilidad y sin sentirse obligado compone lo que quiera, también ha tenido la oportunidad de grabar dos canciones en su voz entre ellas; La Cuatro puertas y Cantemos todos.

Entre algunos artistas que le han grabado sus obras musicales destacamos al maestro Ivo Díaz con una canción titulada Sueños de Paz, los hermanos Carrasco Guadis y Rodolfo de igual manera Klaumar Molero, una cantante excepcional le grabó Punto Final, el cantante Daniel Cárdenas le grabó Madre Querida, añoranzas de Corralejas en la interpretación de Juan José Jiménez, entre otras canciones.

Entre su participación en los festivales en el año 1991 concursó en el festival de Magdalena Grande y su canción quedó en segundo lugar titulada «No me pidas» ese tema lo hizo y un profesor le gustó y le dijo que la presentaran al festival, en ese momento no tenia mucho conocimiento sobre los festivales, la canción se presentó en coautoría ya que no tenía recursos para llevar el conjunto del festival estaba de estudiante sin plata, el pago todo y se quedó con el premio y el trofeo pero en ese momento no le prestó atención.

Posteriormente en el año 1992, investigó un poco de la historia del festival y se presentó ya solo con un tema llamado «El cacique Pipatón» así se llama la tarima, en esa canción contó la historia del Cacique.

Al año siguiente, 1993 se presentó nuevamente con la obra musical «No hay Tierra como mi Tierra», ocupando el segundo lugar en ese festival participando también en Chinú y en el festival vallenato también presentó la canción Sueños de Paz.

Su referente musical como compositor ha sido el maestro Rafael Manjarrez y como cantante el más grande Diomedes Díaz sintiendo gran admiración por todo ese repertorio de sus canciones.

Entre sus proyectos musicales se encuentra grabar un álbum cantando sus propias canciones algunas ya conocidas y otras inéditas procurando también hacerle llegar sus obras a grandes artistas para que graben sus canciones con la expectativa de seguir adelante avanzando y mostrando sus obras a nivel nacional e internacional.