Aquella ‘Sombra perdida’ que encontró El Binomio de Oro

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Cuando el palpitar de la añoranza no se quería marchar del corazón de una adorada mujer, ella optó por dejar constancia que todo se había perdido en aquellas sombras borradas por la luz de la aurora, provocando que el día fuera perfecto.

Entonces para poner en marcha su proclama, la cantautora Rita Fernández Padilla, se sentó en el viejo piano que le regaló por allá a comienzos del siglo pasado su abuela Josefa María Padilla a su mamá María del Socorro Padilla de Fernández, haciendo el ejercicio de tocar sus teclas y, con versos que había escrito en una hoja de cuaderno, comenzar a cantar. Al terminar esa ponencia musical pensó en el título, resumiéndolo en dos palabras: ‘Sombra perdida’.

Ese sentimiento que marcó su vida lo bordó con su talento y tiempo después la canción fue llevado a la pasta sonora por Rafael Orozco e Israel Romero, El Binomio de Oro ‘De Caché’, corte uno del lado A. Ese acontecimiento sucedió el jueves 17 de abril de 1980.

Para ella no fue difícil recorrer en su pensamiento el sordo camino de la ausencia enmarcado en sombras perdidas, donde su amor no tuvo eco, muriéndose irremediablemente debajo de incontables estrellas que se negaron a alumbrar su cielo. “¿Queeeeé fuiste tú para mí? Un grito que se ahogó en la distancia, un sol que murió con la tarde. Un cielo colmado de estrellas en noches veraneras fuiste tú para mí. Tú fuiste el ave de paso, que vino a posar en mi vida. Hoy solo eres sombra perdida, vagando en recuerdos de ayer”.

Recuerdos del corazón

Rita Fernández con esa sonrisa que nunca esconde para no darle oficio a la tristeza, se transportó a aquel recuerdo. “La canción la compuse al inicio del año 1980 y no me demoré en hacerla, tampoco la aplacé para más adelante. Nació en un solo día. Tiempo después me reuní con Rafael Orozco e Israel Romero, y se las interpreté en el piano. Ellos me la hicieron repetir, les encantó y luego me prometieron grabarla. Fueron testigos de este hecho los compositores Gustavo Gutiérrez Cabello, Santander Durán Escalona y Fernando Dangond Castro”.

Estando en ese viaje rápido de la memoria, continuó: “Esa canción en el acordeón de Israel Romero y la voz de Rafael Orozco, calcó todo mi sentimiento y sigue sonando como si fuera ayer. Tengo una cantidad de anécdotas, pero me quedó cuando Rafael la cantó estando yo tocando el piano y me pude transportar al día que la hice. Vea, ya hacen 45 años”.

Cuando hasta el mapa del adiós se había perdido, no se podía dejar suelta la pregunta sobre quién hizo posible el nacimiento de esta bella canción. Ella hizo una exposición de esas que cierran todas las puertas. “Todo comenzó cuando creí en una persona pensando que era sería, transparente y con las mejores intenciones, pero no fue así. Había que cerrar esa puerta con doble candado”.

No quiso decir el nombre del protagonista, pero se le preguntó sí era un médico vallenato. Ante esto, manifestó: “Puede ser, aunque digo que a las cosas se les pierde el encanto cuando tienen tanta revelación, y por eso mis canciones cuando nacen son libres y no las dejo atadas a nada”.

De repente, confesó que el amor poco hizo cuna en su corazón, y la suma de los sentimientos no le daba el mejor resultado. “Para mí el amor fue muy difícil porque siempre prefería mi música y me la pasaba haciendo presentaciones. Entonces, saltaban los celos de los novios, y eso se convertía en un gran inconveniente. Tuve muchos pretendientes porque la música es un gran atractivo y también por mis cualidades. Al ver esos episodios les daba la espalda a esos amores”.

Al explicar ese proceso, añadió su propia conclusión. “Llegó el momento en que me di cuenta que el matrimonio no era para mí. Si estuviera casada, otra fuera la historia, y no hubiera podido llegar a concretar mi pasión por la música que me ha dado tantos honores. Estoy convencida que no todos los seres humanos se realizan de la misma manera. Definitivamente, las canciones son mis hijas y esa es mi gran realización”.

La cantautora nacida en Santa Marta, entrando en el plano de otra clase de amor, señaló: “El único amor que nunca me ha fallado es el de la música vallenata”. Calló un instante, y luego perseveró en su relato: “La música tiene un sentimiento puro, noble, generoso, espontáneo, y eso provocó que creara en 1968 la agrupación femenina ‘Las universitarias’, con la cual me presenté en el Primer Festival Vallenato, interpretando varias canciones de mi autoría”.

Sombra del ayer

Con la canción ‘Sombra perdida’ la cantautora Rita Fernández, supo curar sus heridas, romper su silencio y pensar más de dos veces en volver a cultivar amores. Siguió componiendo, pero de todas maneras esa historia no ha dejado de perseguirla porque se convirtió en un clásico del vallenato, y como lo dijo un fanático, se escucha hasta en Capernaúm. “Prefiero sentir ya tu ausencia saber que no estás en mi vida. Hoy sólo eres sombra perdida, vagando en recuerdos de ayer”.

Aunque en aquella ocasión la felicidad fue de corto vuelo y el corazón no alcanzó la máxima nota del amor, ella sigue sentada en aquel viejo piano donde nacieron bellos cantos, entre ellos el más grande homenaje a Valledupar, la tierra que le abrió sus brazos sin pedirle pasaporte.

Durante la entrevista destacó a las dos ciudades pegadas a su corazón, Santa Marta y Valledupar, a su padre Antonio María Fernández Daza, quien le marcó el camino de la música y al reconocimiento que le hicieran en el Festival de la Leyenda Vallenata del año 2019.

En la agradable charla matizada con sonrisas nunca guardó silencio, igual que aquella vez cuando el médico de la historia no quiso formularle la medicina para el mal del corazón, y ella con la magia de su inspiración en pocas horas supo convertirlo en sombra perdida.

Gustavo Gutiérrez sigue comprendiendo que lo más bello es regalar ternura

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Para sentarse a escribir sobre Gustavo Enrique Gutiérrez Cabello, cuando su vida se asoma a los 86 años, es necesario poner a cabalgar lentamente las palabras para que las arrope la poesía, apareciendo aquellos versos sensibles que pulió desde su juventud estando untados de melodías logrando nacer bellas canciones. Eso es lo que se llama un milagro dirigido desde el corazón del alma.

Ahora, ‘El Flaco de Oro’ poco habla, más medita porque su experiencia lo ha puesto a sentir de cerca el cariño de su pueblo donde la brisa fresca del ayer y ese glorioso canto ‘Rumores de viejas voces’, ganadora del Festival de la Leyenda Vallenata en 1969, lo hacen darle gracias a Dios por haberle concedido el talento justo a sus pretensiones.

En aquella ocasión cantó. “Recuerdo aquellas mañanas que por las calles se oían venir, canciones que con sus versos que al despedirse querían decir. Rumores de viejas voces, de su ambiente regional, no se escucharán los gozos, de su sentido cantar. Ya se alejan las costumbres del viejo Valledupar, no dejes que otro te cambie el sentido musical”.

Es así como por la vida del cantautor Gustavo Gutiérrez Cabello, navega una pesada carga de nostalgias, unida a todos los recuerdos de sus días de parrandas y de las historias de ese amado Valledupar que lo hicieron inspirar. En ese recorrido del sentimiento aparece la frase: “Gustavo Gutiérrez canta en Valledupar cuando sale el sol, nada compara ese encanto solo tu mirar, divino mi amor”.

Esa frase hace parte del vestido de la canción ‘Confidencia’, la misma con que comienza cada una de sus presentaciones en distintos escenarios. Eso lo conllevó a darle rienda suelta al pensamiento donde los besos de todos los días conformaron la más grande cadena de amor. Entonces fue más allá, pidiendo que esos besos fueran hasta la hora de la muerte.

Gustavo Gutiérrez con sus versos nunca engañó a nadie, sino que buscó las mejores estrategias para armar el crucigrama del encanto y envolver en un canto la sensibilidad de la vida. Esa vida que dibujó a su manera teniendo los hechos calcados en su memoria.

A lo anterior le añadió nobleza, talento, carisma y sus deseos de que Valledupar volviera a ser ese remanso de dicha y paz, amenizado con un acordeón o una guitarra, teniendo a su lado una voz romántica.

Es así como la canción ‘Confidencia’ daba y daba vueltas por el entorno y había que aterrizarla para contar su historia, donde no se medía la distancia porque el camino era largo hasta que llegó a morir en el silencio de un dolor en lejanía. Después, en ese mismo entorno nacieron ‘La espina´ y ‘Ensueño’. Él no se volvió a encontrar con la protagonista, pero al tiempo direccionó su corazón naciendo otras canciones ostentando el título de romántico y soñador. También, el sol del amor le resplandeció y atrás quedó el alma herida de aquel hombre solitario.

Así es. Todo sucedió allá por Valledupar donde se escuchaba un lamento triste y la noche era larga, pa’ sollozar. A él, los destellos del amor lo fueron acostumbrando a encontrarse con las penas y a conocerlas, pero también pudo borrarlas como lo hace la lluvia con las huellas.

Desde aquella ocasión el corazón de ‘El Flaco de Oro’ se enamoró mil veces para que los versos pudieran ser guiados por el viento, llegando a un bello paisaje de sol. Es más, se regresó al pasado y notó como las costumbres se iban muriendo en el recuerdo, y entonces las enmarcó en esa nostalgia del viejo Valledupar.

En un instante de su trasegar por la vida vallenata hizo un alto en el camino y dejó de componer, hizo más de 100 canciones, pero no de cantarlas porque ellas siguen siendo guiadas por su sentimiento. Ahora, los recorridos son cercanos, pero su voz tiene el encanto del hombre que libró diversas batallas dibujadas en versos teniendo mil razones y la guitarra, su eterna compañera. Evocando más recuerdos mencionó el momento más emotivo de su carrera, al recibir el homenaje que le tributó el Festival de la Leyenda Vallenata en el 2013. “Algo maravilloso que me llenó de alegría la vida al premiar mi talento y entrega a la música vallenata”.

Dejando mi huella

Cuando los días avanzan Enrique ‘Kike’ Gutiérrez, hijo del maestro Gustavo Gutiérrez, en días pasados lo sorprendió al entregar la producción musical ‘Dejando mi huella’, donde aparecen 17 canciones de su autoría.

“Quiero dar a entender que tengo casta musical y también seguir la línea de mi papá. Es el más bello homenaje al poeta y soñador que siempre he tenido en casa, y que me enseñó a amar la música vallenata. Es una gran responsabilidad continuar con su legado. Él está muy feliz con este proyecto musical que se encuentra en las distintas plataformas digitales”, expresó ‘Kike’ Gutiérrez.

Al cierre de la historia el poeta sonrió logrando navegar por el caudaloso río de la alegría, donde descubrió que la esperanza tiene forma de canto, el cual se sobrecogió ante su presencia. Felicitaciones maestro y siga regalando ternura, aunque no es fácil emularlo cuando el corazón se desgaja lentamente, el peso del destino sobrepasa la barrera del adiós y por las manos desfilan dos aves que llenan los ojos de aquella locura feliz.

Paremos la poesía, porque mañana vuelve a salir el sol mostrando un mundo sin límites, donde la música hidrata el pensamiento y los versos del maestro Gustavo Gutiérrez, se arropan con las sábanas de la vida.

Diomedes Díaz, artista de amores, dichos y cantos

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Aquel domingo 26 de mayo de 1957, día de San Felipe de Nerí y Santa Mariana de Jesús, nació Diomedes Díaz Maestre, exactamente en Carrizal, jurisdicción de La Junta, municipio de San Juan del Cesar, La Guajira.

Para llegar a este territorio se recorre un camino inhóspito que surcan dos ríos. A su alrededor, todo es dominado por animales silvestres, mientras que la brisa se pasea a sus anchas. El paisaje es acogedor, y todavía está la muestra de aquel lugar donde vino al mundo el artista más grande que ha dado la música vallenata.

Las medidas del vetusto rancho que acusa el paso de los años son de cuatro metros de ancho, por seis de largo; y aún se conservan los estantes, el techo de zinc y el piso agrietado.

En esa dimensión se encierra el tesoro que en aquel tiempo tuvo la pareja conformada por Rafael María Díaz Cataño y Elvira Antonia Maestre Hinojosa, quienes se abrieron paso con trabajo y dedicación, esperando que la vida les sonriera con su carga de 10 hijos: cinco hombres y cinco mujeres.

A pesar de que la estrella del futuro no alumbraba lo suficiente para Diomedes Díaz, con el paso de los años el joven pueblerino brilló con luz propia, y se convirtió en el artista que se impuso contra todos los pronósticos. Cantidad de veces lo vieron nadando contra la corriente, teniendo varias caídas hasta llegar a triunfar.

El primer amor

Precisamente en el recorrido por esa tierra guajira, apareció aquella mujer que fue la primera aventura de amor de Diomedes Díaz. Ella es Bertha Rosario Mejía Acosta, quien se mostró dispuesta a contar la historia. “Estando sentada en la caseta de Rosario Maestre, en La Junta, con motivo de los carnavales, sin darme cuenta, se me acercó y me estampó un beso en la espalda. Yo tenía puesta una blusa de canastica. Entonces le reclamé y me dijo que le había provocado porque yo le gustaba”.

Continuó llamando a los recuerdos. “Todo siguió de coqueteo en coqueteo y todo iba en aumento y cuando vinimos a darnos cuenta estábamos emparejados. Con decirle que él no podía llegar a mi casa y nos veíamos a escondidas porque mi mamá, (Eugenia María Acosta), no lo aceptaba, porque era un pelao parrandero y no le veía ningún futuro”.

Esos amores juveniles los destacó de la siguiente manera. “Fueron amores verdaderos con esa inocencia de antes, y que se hicieron más fuertes porque eran prohibidos. De esa unión nació Rosa Elvira, exactamente cuando el muchacho ‘Medes’, como yo lo llamaba, tenía 17 años, tres meses y 12 días de edad”. Hizo la cuenta precisa. Su hija escuchó el relato contenta y agradecida.

Los dichos de ‘El Cacique’

El artista devoto de la Virgen del Carmen dejó una estela de dichos que lo hicieron famoso a lo largo de su carrera artística. De esa cosecha, está el principal. “Como Diomedes no hay otro, ese nunca nacería, y si nace no se cría, y si se cría se vuelve loco”.

Después llegaron en serie. “Denme licor que la vida es corta y lo que no se nos va en lágrimas, se nos va en suspiros”; “Que vivan las mujeres, las dueñas de los hombres y las que nos ponen a trabajar”; “Estoy más contento que un muchacho en recreo y con el raspao en la mano”; “Denme licor que el agua es pa’ las matas”; y “Mátame guayabo, ya que el amor no pudo”, entre otros.

También muchas veces le formularon preguntas sueltas y con su inteligencia natural, contestaba. “A mi me gustan las mujeres feas porque muchos no las miran, en cambio a las bonitas, sí”. Siguiendo con el tema, señaló. “Me llaman la atención las muchachas del servicio doméstico. Ellas son buenas, nobles y sanas”.

Diomedes Díaz, sentó catedra del amor a la familia. “A los hijos hay que quererlos, a los hijos hay que cuidarlos. Porque el hijo siempre es hijo, salga bueno o salga malo”. De igual manera, dijo que la envidia era una enfermedad incurable como el cáncer. “Hay envidiosos con estilo propio y les luce”.

En medio de las historias que tuvieron ocurrencia en la vida de Diomedes Díaz, sobresale el cariño a su fanaticada hasta regalarles una canción. “Toditas mis canciones siempre se refieren al amor, pero esta vez mi inspiro pa’ cantarle a mi fanaticada. Porque un artista solo, no puede conservar su valor y hay que reconocer que ninguno nace con fama. Por eso yo con mi fanaticada, siempre contento vivo cada día, cantándoles bonitas melodías, de esas que yo compongo con el alma”.

Dos canciones

El talento innato de Diomedes Díaz, lo llevó a componer una serie de canciones donde los hechos de su vida eran los protagonistas. Incluso, le hizo una canción a su primera cana, noticia de su vejez.

A Rafael Orozco, le correspondió cantarle el tema ‘Cariñito de mi vida’, (1975), haciendo hizo un paseo por la naturaleza cuando el amor se asomaba en su pensamiento. «Ay, en tiempos de invierno a las montañas, las cubren las nubes en la cima, y se reverdecen las sabanas, se colma la fauna de alegría. Y se alegra el campesino, la esperanza lo emociona. Y yo entre más días te deliro, en invierno y verano ando ahora«.

Después gustoso Iván Villazón interpretó el tema ‘La sombra’, (1987) donde ‘El Cacique de La Junta’, pudo fotografiar en palabras ese instante de la inspiración. “Cuando he mirado mi sombra yo la comparo tal como soy. O de pronto será el sol que me dibuja en la tierra. Pa’ que comprenda que ella, siempre será lo que soy, y que de pronto me voy, y ni la sombra me queda”.

Así era el hijo el hijo de Rafael y Elvira, quien trazó su sendero desde aquellas mañanas frías en el pueblo de La Junta, donde el viento regalaba aromas lejanos y nacían los primeros versos que el pentagrama vallenato tiempo después recibió con los brazos abiertos. Diomedes, por siempre.

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Gregorio Javier Gutiérrez Tocora, es el nuevo Rey Vallenato Aficionado 2025

En una final llena de emociones, Gregorio Javier Gutiérrez Tocora, logró quedarse con la corona, de Rey Vallenato de Aficionado del 58 Festival de la Leyenda Vallenata, quien se quedó con el título tras una destacada presentación sobre la tarima ‘Colacho’ Mendoza del Parque de la Leyenda Vallenata ‘Consuelo Araujonoguera’.

“Gracias a Dios y a toda la gente que me apoyó, gracias infinitas. A mi madre que está en el cielo, sé que también es un sueño para ella. Y sé que todo se logra con disciplina. Tenía 8 años de estar participando en las categorías juvenil y aficionado y hoy me llevo mi primera corona”, fueron las primeras palabras de Gregorio Javier, el joven de 28 años, natural de Riohacha, La Guajira, tras quedarse con el triunfo.

El nuevo Rey Aficionado estuvo acompañado en la caja por José Cubillos y en la guacharaca por Luis Gabriel Acosta, e interpretó el paseo ‘Morenita’, de Leandro Díaz, el merengue ‘El Corregido’ de Calixto Ochoa, la puya ‘Con Dios y la Virgen’, de su autoría, y el son ‘Marisela’, de Luis Enrique Martínez.
El segundo lugar quedó en manos del acordeonero Juan Sebastián López y el tercer lugar fue para Juan Miguel Martínez.

La gran final, que se celebró ante un público masivo y entusiasta, reunió a los cinco finalistas del concurso de acordeón aficionado: David de Jesús Cañas Rojas, Gregorio Javier Gutiérrez Tocora, Juan Sebastián López Pereira, Juan Miguel Martínez Figueroa y Edwin Rafael Medina Orozco. Cada uno de ellos demostró su destreza interpretando los cuatro aires del vallenato tradicional: paseo, merengue, son y puya.

300 estudiantes inscritos para el concurso ‘Los niños pintan el Festival de la Leyenda Vallenata’

Desde hace 15 años comenzó esta gesta que une a estudiantes de Valledupar y la región, arrojando la mejor calificación para exaltar la música vallenata y sus protagonistas en medio de colores y sueños infantiles.

El evento que organiza la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, con el respaldo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, en esta ocasión se llevará a cabo el domingo 27 de abril a partir de las 8:00 de la mañana en el Centro Comercial Mayales Plaza y los estudiantes de distintos planteles educativos estarán pintando durante más de tres horas.

En la antesala del 58° Festival de la Leyenda Vallenata en homenaje al Rey Vallenato Omar Geles, niños y niñas entre los 8 a 12 años, expresarán a través de la pintura sus sentimientos, emociones y pensamientos hacia el vallenato, el Festival de la Leyenda Vallenata, las costumbres y tradiciones de nuestra región.

El jurado de este importante concurso estará integrado por tres especialistas en la materia, los cuales tendrán como base primordial para calificar la autenticidad, el arte, la creatividad y el colorido.

Premiación

Los premios a los ganadores de los tres primeros puestos que cuenta con el patrocinio del Centro Comercial Mayales Plaza, serán los siguientes en su orden. 1.- Patineta Eléctrica Scooter 4lite 2nd generación. 2.- Galaxy Tablet A9+128 Silver – Samsung. 3.- Bono de 500 mil pesos, redimibles en artículos para el estudiante.

Este concurso tiene la coordinación del periodista Juan Rincón Vanegas y la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata agradece a los rectores, directores, coordinadores, docentes de las distintas instituciones educativas y a los padres de familia, por vincularse a esta actividad artística que desde su inicio ha tenido la mayor acogida.

Los alumnos previamente inscritos asistirán al evento acompañado por sus padres o acudientes, recibiendo los materiales para pintar y refrigerios. De igual manera, en el acto se tendrá la presentación de Los Niños del Vallenato de la Escuela Rafael Escalona que dirige el maestro Roberto Ahumada.

“Desde hace 15 años les abrimos un amplio espacio a los estudiantes de Valledupar y la región, para pintar sobre todo lo referente a nuestro querido folclor vallenato. Este ejercicio de arte es de mucha motivación para que ellos se unan de manera masiva y directa al evento porque es una fiesta entre colores que se disfruta a plenitud”, expresó Rodolfo Molina Araújo, presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

De otra parte, se anota que para el lunes 28 de abril de 2025 desde las 8:00 de la mañana está previsto en el Centro Recreacional La Pedregosa, el inicio de los concursos de acordeón infantil, acordeonera menor y acordeón juvenil.

Finalmente, el 29 de abril desde las 9:00 de la mañana en la Fundación Universitaria del Área Andina, se llevará a cabo el foro ‘El Festival Vallenato, por los caminos de la vida’, donde estarán como ponentes: el Ex ministro de  las culturas, y los saberes, periodista y gestor cultural Juan David Correa; la artista, cantautora e intérprete del acordeón y Premio Latin Grammy Diana Burco; el compositor, escritor e investigador de la música vallenata Julio Oñate Martínez, y el cantautor y productor musical Wilfran Castillo.